Despierto con la garganta seca y la frente fría, buscando mi voz entre sollozos que brotan de mí, me encuentro con la luz de mi lámpara y recupero la cordura.
He tenido un sueño, un sueño tan tangible que me ha despertado para volver a mi realidad, dónde estoy excenta de fantasmas y monstruos que me acechan. Mi mente juega por las noches haciéndome temblar con las sombras de alguien que no conozco, me pone en situaciones que parecen familiares y no logro recordar, así que intento dormir una vez más.
Mi cuerpo gira por toda la cama, enredándose entre las sábanas, mis ojos se abren, buscando encontrar esa mirada pérdida que pesa sobre mí. Pasan los minutos y el sueño me emerge por completo, aparezco en un parque manejando una bici por un lago, recorriendo los jardines a toda velocidad con el viento alborotando mi cabello y el aroma de las flores entrando por mi nariz. Pierdo el equilibrio y me caigo, rio por el trágico suceso y te veo pasar, sin voltear a verme cruzas el mismo jardín que yo a otra velocidad, así que decido irme por un camino nuevo, un espacio que mi subconsciente a inventado, dónde solo existe mi presencia, el escenario cambia y me encuentro en un río extenso que cubre todo mi camino, obligandome a cruzarlo. Entro a una profundidad que desconozco y me convierto en un pez que sigue las enredaderas, es cuando nuevamente te noto así que intento acercarme a ti pero desapareces al igual que el río. Mi forma humana vuelve, sintiendo el aire que seca las gotas por mi piel. Ahora me encuentro en un bosque donde los grillos estridulan y las luciérnagas titilan el recorrido que voy siguiendo. Ya ha caído la noche y no he llegado al final de mi viaje, ¿Existe un final para los sueños?
Me encuentro cansada, dejandome caer en el tronco de un árbol, al cual abrazo como si yo tratara de protegerme de algo o de alguien, escucho ruidos, pasos que crujen por las hojas y susurros que viajan por el aire. Te detienes frente a mí, pero la oscuridad no te permite verme, los dos sabemos que estamos aquí, en el mismo lugar, mi corazón late de una manera vertiginosa, que pareciera estallar. Tengo miedo de ti, ¿quién eres y porqué me persigues?
Intento desaparecer, suponiendo que estamos dentro de mi realidad soñadora, golpeó mi pierna y pellizco mi brazo, revelando mi presencia. Te diriges hacía mí, convirtiéndote en un gran lobo hambriento, comienzas a crecer más y más, tus colmillos están apunto de encontrarme al punto de morderme. Y despierto. Me pregunto a qué se debe la recurrencia de estás pesadillas, sin encontrar una respuesta asumo que la luz de mi buró no me deja descansar bien y procedo a desconectarla, quedándome con la silueta de la luna que entra por mi ventana, regreso a la cama y sin haberlo notado te encuentras tras mis cortinas, llevas esperando el momento en que apagara la maldita lámpara, eres una sombra que ha estado acechandome cada noche, eres alguien que conozco pero al mismo tiempo no puedo saber quién es. Cuando cierro los ojos y suspiro para caer dormida nuevamente te acercas sigilosamente a mi cama, viéndome la espalda, me apuñalas por cada día que esperaste mi luz apagada, grito una y mil veces esperando despertar pero ya no es un sueño más.

Karla Herrera
Me gusta navegar en mis emociones a través de las palabras, escribo por qué vivo y no hay nada que disfrute más que capturar todo en letras.
Our picks
Become a supporter of quaderno
Support this independent project and get exclusive benefits.
Start writing today on quaderno
We value quality, authenticity and diversity of voices.
Comments
There are no comments yet, be the first!
You must be logged in to comment
Log in