te siento.
te siento nadando entre mi sangre, en mis venas, subiendo con libertad hacia mi magullado corazón, apropiándote de él.
en mi mente, en pensamientos y delirios de medianoche. en ideas, en recuerdos, en idealizaciones de tu presencia imponente.
también te siento en mi piel, en besos, en caricias. quedaste tatuado allí, aunque no en tinta negra, no, quedaste tatuado con amor. con dedicación. con admiración.
mi alma aún conserva algunos destellos de la tuya, cuando me mirabas a los ojos y te escabullías hasta llegar a ella. abrazándote. aferrándote.
e incluso te siento en las canciones de amor que escucho en la vieja radio, en los poemas escritos con dulzura y amor jovial que están en la biblioteca de mi ciudad, en las imágenes que desbordan pasión y que causan en mí una gran sensación, en la brisa del amanecer y en las estrellas del anochecer.
en la vida. en la muerte. aquí y allá.
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