Ver esos ojos negros, en los cuales me pierdo, es un placer.
Me hacen volar. Verlos me recuerda el amor que te tengo, un amor tan grande que solo puede compararse con el cielo, tan inmenso e infinito, que es igual en cada parte del mundo, y el tiempo no pasa por el.
Así como las estrellas son incontables, que cuando una muere siempre nacen nuevas para iluminar el cielo nocturno, así son mis razones para amarte: infinitas.
Si alguna de ellas muere, siempre van a nacer nuevas para iluminar mi vida y así amarte eternamente.
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