Quédate, al menos una vez.

Sigamos hablando, por favor, y está vez... Quédate.

Me gustaría hablar contigo sobre las cartas que escribí en mi mente y mientras estaba en primaria, que no te llegaron.

O tal vez sobre el miedo de mi cumpleaños escrito a nombre tuyo, porque temo fallarle a mi niña interior y no lograr bailar el vals contigo.

O quizás, podríamos hablar, simplemente hablar, simplemente para que te quedaras, solo un poco más.

Nunca lo comprendí, ¿Que me hizo falta, para ti?

¿Por qué llegaste para irte?, ¿Por qué me sigue doliendo, quemando por dentro? Explícame en qué momento solo dejas de matarme a fuego lento.

Dime porque no logré llenarte a ti también de ese amor del cual estoy llena. ¿Por qué me condenas a tu ausencia?

¿Por qué, aunque ya sean tantos años, sigues doliendo como si fuera ayer?, ¿Por qué las fechas aún se sienten iguales?

¿Podemos hablar, por favor?

Tal vez sobre esa niña que se esforzaba en hacer una tarjeta y un regalo decente para ese día especial. Solamente para llegar a casa y no encontrar a quien entregarla.

No entiendo, a quien trato de engañar, sabiendo que la verdad es que yo contigo nunca podría hablar, no sin alguna lágrima en el camino dejar. Porque me conozco, y sé que uno de los lugares donde más me duele... Es el tuyo.

Así que dime, ¿Podríamos hablar, papá?

- Sayla.