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    Pobre desgraciado

    Jun 24, 2024

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    Pobre desgraciado
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    Recuerdo haber oído algo en mis sueños. Estaba sumergiéndome en una espiral de Fibonacci en la oscuridad, caía sin control y, entre mis oídos tapándose por el constante cambió de presión en el aire, identifiqué unas palabras ¿Qué... Demonios me habían dicho? Ya en la realidad, o aquello la sociedad cataloga como real, traté de ponerme la mano en la cara en un intento de procesar el escenario anterior. Aun cuando sentía mi palma presionar contra mi rostro, podía ver sin problemas el techo de mi habitación: había algo raro ¿Otro sueño quizás? ¿Quién no ha experimentado esa sensación de soñar y creer haber despertado, solo para encontrarse en otra ilusión más? Incluso en la vida solemos confundir las cosas, o por lo menos, no será la primera vez donde confiera sumo poder a mi mente y ella abuse de su autoridad. Tiro con fuerza las mantas y estampo las piernas contra el suelo. Sin duda han sonado, probablemente me he pasado un poco con el ruido, no obstante... Cuando decido mirar al piso solo está la madera llena de polvo y mugre ¿Qué le ha pasado a mi cuerpo? Corro ante el espejo para confirmar la nada. No hay nadie frente al espejo, me muevo, lo toco, lo golpeo y nada parece ocurrir ¿Acaso he muerto? ¿O necesito un golpe para espabilar? Me siento confundido, y a la vez cautivado por esta curiosa oportunidad. Mis padres bajan, no me observan. Esperaría una dramática respuesta cuestionando mi ausencia, sin embargo solo veo a mi padre servirse un café y leer. Han habido ocasiones donde me retraso demasiado para ir al colegio por culpa de ellos y entonces me voy solo ¡Es ridículo hacerlo ahora! Está perfecto el horario, ¿por qué demonios me iría?

    Debo caminar hasta la escuela. Espero tampoco puedan olerme, seguramente emano el mayor hedor a sudor, uno fulminante para cualquier nariz en el camino. Llego al salón, me siento en mi lugar, sorprendentemente vacío considerando que es el asiento ideal para cualquier estudiante deseoso de no ser visto por los profesores. Escucho las conversaciones de mis compañeros y me doy cuenta: ni siquiera han notado mi falta. Me mencionan de casualidad mientras hablaban de cada persona en el curso (e incluso eso fue con dificultad, leyeron la lista) y ahí intentan definirme vagamente. En un momento tratan de ver dónde estoy y empiezan a reírse al percatarse de mi poco hablada ausencia ¿De en serio esa imagen tienen de mí? Algo como el viento, un asiento ocupado más, una voz a veces escuchada, un mero pasajero en las vías de la vida. Ahí me di cuenta de un factor esencial en mi existencia, un hecho desplazado e ignorado entre mis pensamientos: no tengo peso.

    Mi familia, mis compañeros, mis amigos, todo aquel a quien conocí vive igual sin mí. Nadie parece preocuparse por mi estado, quién soy, lo que digo ¿Realmente digo algo para ellos? Capaz, todo este tiempo he vivido sin un sentimiento real, una convicción, una idea a defender y proteger. Simplemente me he movido por inercia durante 16 años, dejando al viento llevarme a mi alrededor y, de ahí, magia pasó. Sin ídolos, objetivos, criterio, algo importante en lo que sostenerme no me podía diferenciar de una mota de polvo en el piso de mi pieza. Intento no sentirme afectado por esta idea, pero es inevitable caer en llanto, en sollozos. La gente pasa a mi alrededor y ni siquiera voltea, como un padre esperando a su hijo terminar el berrinche para seguir con su camino. De repente... Vuelvo a encontrarme en el sueño y puedo entender aquello que olvidé: "Pobre desgraciado...". He desperdiciado una vida, dejé atrás incontables oportunidades, estoy malgastando mi juventud y mientras todo sucede me encierro en una crisálida y espero llegar al siguiente día. Capaz no es que hoy me vea como invisible, quizás toda mi existencia he alucinado con una imagen física de mí cuando no hay nadie frente al espejo.

    Al final de todo... Solo me tengo a mí. Quien puede escuchar mis llantos, fortalecer mis ideas y empujarme a afrontar los vaivenes del destino soy yo. Deseo nacer hoy, significar algo para la gente. Puede ser malo, bueno, asqueroso, gracioso pero por lo menos saber que el mundo reconoce mi huella. Soy el único capaz de validar mi propia existencia y el golpe a esa realidad empieza conmigo. La espiral de oscuridad se deshace como niebla y vuelvo a estar en mi cama. Puedo... Identificarlo: esa es mi mano y desde hoy ser yo significa algo.

    Ivo Maller

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