No me gusta la noche, Me hace pensar.

No me gusta la noche, Me hace pensar. Supongo que me aburro y empiezo a relacionar cosas. Eventos, palabras, personas. Cosas que no quiero recordar.

Creo que hace mucho que no empezaba así, diciendo que no quiero recordar. Hacia mucho que no me acordaba de enserió. Hace mucho que no escribo para olvidar.

Siempre que pienso en todo lo que me pasó, culpo al cambio. El cambio me sacó esto, el cambio me alejo de, el cambio, el cambio, el cambio. Supongo que trato de dar un culpable porque me siento culpable. No creo saber especificar en qué porque nunca lo había escrito antes.

Sí tuviera que releer lo que escribía para desahogarme no encontraría algo relacionado a que yo era la culpable. Siempre eran lamentos y penas y culpar a la vida.

Puede que no halla mirado en la dirección correcta, pero no es algo que voy a esconder tampoco. Lo que escribí es parte de mi, parte de lo que alguna vez fui y de lo que alguna vez sentí y fue real.

Puede que todavía los sea.

Es difícil ver bien a través de las lágrimas. todo es tan borroso. y empezamos a culpar a otros. A alguien, a algo, al destino, a dios, a la vida, al cambio. vienen etapas de victimizarte y sufrir, insultando al silencio solo por estar ahí.

Eso es necesario llorar de vez en cuando. Nos limpia, aliviana el peso que se agolpaba en la garganta.

Aunque, después de llorar, después de esa confusión inicial, empezas a ver poco a poco lo que pasa en realidad. Como son las cosas, como se sienten los demás.

“Este camino no es lineal”, escuché decir a alguien y parece lógico.

A veces estas feliz, pasan cosas, culpas a otros, volves a amar, reflexionas de la vida, te das cuenta que tenes un poco de culpa de todo lo que te pasa, perdonas, volves a amar y el siclo sigue.

Hoy tuve una recaída. Unos minutos antes de escribir todo esto.

Me acordé de algo, y ese algo, me llevo a otra cosa, y a otra, y a alguien, y a momentos, y termine llorando por unos recuerdos que esperaba haber olvidado.

No. No quiero borrarlos del todo. Son recuerdos lindos de una yo feliz. No feliz como ahora. Feliz de enserió. Todos tuvimos esa felicidad, pero a la medida que crecemos y pasan cosas, la felicidad ya no es lo mismo, ya no tiene el mismo sabor. Creo que quiero borrar como me siento cuando los recuerdo. La melancolía, la tristeza porque todo cambió. Por eso culpo al cambio e inconscientemente me culpo a mi.

Me acuerdo que alguien dijo que los cambios duelen, una obviedad ahora. Pero el cambio no mata a nadie, solo es eso, cambio. Una fractura en todo lo que creías conocer y una restauración con los pocos pedazos que te quedan.

“Lo que no te mata te hace más fuerte” Frase popular de alguien que debió de pasarla realmente mal para convencerse de eso.

Y si bien el cambio no me mato, me transformo en algo que no sé sí quiero ser.

Soy yo la que decide como me va a afectar el cambio, soy yo la que decide como actuar, soy yo la que decide como vivir mi vida, soy yo la que decide que camino elegir, con quien vivir, y sinceramente, no estoy lista.

No estoy lista para la responsabilidad que es mi vida, no me siento lista para manejar las consecuencias de esa vida, no estoy lista para recordar con tanta tristeza el pasado, ni me siento lista para afrontar con esa carga el futuro. Siento que tengo que encargarme de tanto al mismo tiempo que, sinceramente, todo se está desbordando y no sé que salvar.

No sé. Quizás solo sea el miedo, la ansiedad o la vida, pero creo que es muy adolescente querer resolverlo todo en una sola noche.