Siempre tengo hambre y ganas de sexo. Es un hecho. Si vamos al caso esa nueva mantequilla de maní sin procesar no es nada buena y debería comprarse en un frasco como siempre en el supermercado más grande que conozcas. Y soy enemiga del cambio, ya lo sabés. Todas las cosas que abrazo como nuevas son en realidad cosas viejas, reencontradas: nadar, la sensación de estar sucia en cuerpo y mente el verano como el momento para no hacer nada y no ganar plata. La plegaria como un último recurso. El placer como un medio, y después otro medio sin ningún fin cercano. Estoy en completa oposición a cualquier tipo de objetivo. No tengo deseo de saber a dónde esto, o cualquier cosa, me está llevando. Cuando hierve el agua me hago una taza de té. Sin querer leí toda la obra de Proust. Era verano yo estaba ahí él también. Escribo porque me gustaría que me usen por años después de morir. No solo mi cuerpo será abono sino lo que pensé y dejé atrás durante mi vida. Durante mi vida fui una mujer de ojos avellana. Por la ventana veo un silo torcido. Partes de tu cuerpo que pienso como líneas que recorro a lo largo y me enseñaron a amarte. Nadamos desnudas en estanques y escribo a tus espaldas. Lo que pienso de vos no está precisamente prohibido, sino exaltado porque es inútil, porque no tiene intención de conquistarte porque ya te tengo y me amás. Es más como un lugar donde juego con mi reflejo de vos hasta que volvés y a la vos real puedo hincarle los dientes. Con vos sé cómo relajarme. Así que trabajo a tus espaldas. Y es lindo. La naturaleza está fuera de control me decís y eso es lo que me gusta tanto de ella. Estoy desenfrenadamente enamorada de vos, atónita por todo tu nuevo pelo blanco y por qué algo que conozco desde siempre no debería ser lo mejor que hay. Te amo desde la infancia, desde ese momento en el que un día fue como los demás, con brisas y crecimientos espontáneos, amor constante, un sandwich a la mitad del día, un paso pequeño en el camino infinitamente convencional del sol. Entrecierro los ojos. Guiño. Me entrego al viaje.
Biografía
Eileen Myles nació en Massachusetts, Estados Unidos en 1949. Es une referente del movimiento LGBT, del movimiento feminista y de la contracultura de los años ochenta. Es un Tortón Tortonazo, así con mayúscula, y poeta –como todo tortón de bien–. También escribe narrativa y no ficción. Tiene una obra prolífica y multipremiada.
En español, se pueden encontrar: yo soy tu presidenta, una antología seleccionada y traducida por Camila Assad para Kriller71 Ediciones; Chelsea Girls, una novela autobiográfica que narra sus vivencias de juventud, por la editorial Las afueras; y Yo no, un poemario traducido Rodrigo Olavarría para Editorial Mansalva. Su poética presenta una cotidianidad cruda y fragmentada, llena de guiños autorreferenciales y humor.
Sin mucho más que agregar, con mucha alegría le damos una Besada bienvenida a Eileen Myles.
.png-reduced-8cNtm5)
Revista Besada
Besada es la osada aventura de cuatro amigxs de ser un faro más en las costas de la literatura. Amplificando las voces de putos y locas.
Our picks
Become a supporter of quaderno
Support this independent project and get exclusive benefits.
Start writing today on quaderno
We value quality, authenticity and diversity of voices.
Comments
There are no comments yet, be the first!
You must be logged in to comment
Log in