11:16
Cada sorbo de café se siente eterno, imposible dejar la mente en calma con todo este bullicio, ni sentir el vaho salir por mi boca en cada respiración me ayuda a verdaderamente sentir calor.
Esta cafetería hace meses que no se siente igual, largos meses, eternos a decir verdad. Un espacio que se siente enorme pero inundado en soledad, como si al irte te hubieras llevado con vos mi capacidad de disfrutar cada lugar que solía frencuentar.
Escucho risas a mi alrededor, pero no la que siempre espero escuchar, es viernes, pero esta vez no encontré junto a mi café ese escrito que todas las semanas me dejas.
Al final todos mis pensamientos vuelven a vos, no se ni por qué escribo todo esto, tal vez sea porque hace mucho que no leo, sí... Seguro es solo eso.
Hace mucho no leo, hace mucho no sonrío con esa autenticidad, esa que tanto te caracteriza.
Nunca creí que todo empezaría y terminaría en esta cafetería, no importa cuantas veces lea esa noticia.. tampoco creí que lo amargo de mi café me asquearía, nunca hasta esa mañana que se te ocurrió venir y luego de espolvorear azucar en tu taza hacer lo mismo con la mía.
Ya no se que escribir, solo no paro de pensarte, llegué al fondo de mi taza y se que esta vez no vas a ser vos quien venga a levantarla, así como se que no voy a poder volver a decirte lo mucho que ame todo lo que escribiste por la mañana.
Estan por ser las 12, tal vez más tarde pase a verte, te voy a dejar esta carta junto al mismo ramo de lirios de cada viernes.
(Aunque me duele tanto llevarte tus flores favoritas y que esta vez no puedas sentirlas...)
Escribirte es mi propio consuelo por no leer hace tanto, por no tenerte hace tanto.
Se que nunca me gustó la literatura, pero nunca extrañé tanto leer(te).
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