¿Es el llamado “amor saludable” la nueva versión de los mitos del príncipe azul o la media naranja?
May 17, 2024

En los momentos más oscuros de mi vida, algo que me dejaba perpleja era la capacidad de, estando deprimida, lograr despertar el amor en otros. En esos momentos algunas personas se enamoraron de mí, incluso más que en los períodos de felicidad o equilibrio. Que esto sucediera me resultaba muy extraño y complejo, pues cuando estamos deprimidos nuestros defectos afloran mientras nuestras virtudes se desdibujan, razón por la cual también experimentamos ciertos desamparos. Me costó mucho entender cómo alguien podía sentirse atraído por mi, cuando yo misma me encontraba tan distante de mi "mejor versión".
Pensando en esto, me di cuenta de que el enamoramiento tiene una faceta poética, a veces triste o melancólica, que cautiva y encanta en lo enrevesado. En los momentos de dificultad, nuestra aura se llena de estas emociones, volviéndonos más intrigantes y capaces de enamorar. Como humanos, muchas veces nos atraen cualidades que no son racionales, sino emocionales y afectivas.
Actualmente, existe un discurso que promueve mirar a los humanos y sus relaciones de una manera fría y objetiva, buscando ciertas cualidades específicas en la pareja como camino a lo que hoy llaman “relación saludable”. Sin embargo, en esta ecuación perfecta, no tenemos en cuenta nuestra propia complejidad. La herida inherente que cargamos como seres humanos y los traumas de cada uno de nosotros, vuelven irresoluble la ecuación ideal de vínculo sano. Me atrevería a decir que también vuelve imposible el hecho de encajarnos en cualquier ecuación.
La herida inherente supone que todos estamos rotos en cierta medida, por lo tanto, hoy nos encontramos gestando, propagando y consumiendo un discurso completamente alejado de nuestra naturaleza interna, lo que puede ser peligroso y causarnos más daño del que, justamente, pretendemos evitar.
Resulta muy triste ver cómo las buenas intenciones detrás de esta matemática vincular resultan contraproducentes, haciéndonos olvidar quiénes y cómo somos realmente, y alejándonos de la posibilidad de encontrar en el amor lo inefable.
Este texto lo escribí hace algunos meses y hoy leyendo el libro “El amor es imposible” de Dario Sztajnszrajber pude encontrar sostén para publicarlo. A continuación voy a transcribir los trechos que se transformaron en el cuenco que contuvo esta reflexión para lograr publicarla.
“Creer que hay una definición correcta en el amor es como creer en el mito de la otra mitad, esto es, que hay un vínculo correcto para cada uno de nosotros.”
“... solo lo inefable nos brinda la experiencia del amor, pero lo inefable escapa justamente a toda racionalidad.”
“Podríamos incluso concluir provocativamente que si hubiera certeza, ya estaríamos en presencia del conocimiento de que allí no hay amor. Habrá tranquilidad, armonía, paz interior, proyecto mutuo, compañerismo, emprendimiento familiar, pero el amor rebasa toda certeza.”
“Siempre hay duda en el amor. El amor tiene mucho más que ver con la duda permanente que con la certeza ansiolítica. Es que al mismo tiempo la certeza tiene mucho menos que ver con la verdad - si la hubiera - y mucho más que ver con los mecanismos propios del funcionamiento de cualquier dispositivo. Una cosa es el amor y otra cosa es el dispositivo amoroso. Una cosa es el amor y otra cosa el dispositivo amoroso que se ha apropiado del amor y lo reproduce de modo normativo e idealizado al interior de sus propios esquemas.”

Lucía
Me animé a publicar cuando leí que escribir, publicar y que te lean es la combinación salvadora. Uruguaya.
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