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    El Horror Realista en Ese Verano a Oscuras

    Aug 23, 2024

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    El Horror Realista en Ese Verano a Oscuras
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    El Horror Realista en “Ese Verano a Oscuras”

    Mariana Enríquez, en su cuento "Ese verano a Oscuras", presenta una narrativa que combina el realismo con elementos del horror, permitiendo una lectura multidimensional. En el presente trabajo se propone demostrar cómo la autora emplea estos recursos estilísticos para reflejar y criticar las tensiones sociales y personales, especialmente aquellas vinculadas a la adolescencia, utilizando un enfoque que se alinea con las transiciones teóricas del formalismo ruso, desde su primera etapa hacia la segunda. A través de la estructura narrativa, el texto no sólo narra una historia de crecimiento y miedo, sino que también funciona como una crítica a las normas y valores establecidos, evidenciando así la evolución literaria y la interacción entra literatura y sociedad.

    En “Ese verano a Oscuras”, el uso del terror y el realismo refleja un desplazamiento del primer al segundo formalismo ruso.

    Para fundamentar esta hipótesis, se recurrirá a conceptos de los formalistas rusos como la "dominante" de Jakobson (1935), la "función, norma y valor" de Mukarovsky (1977), y la evolución literaria de Tinianov (1924). Además, se contextualizará el cuento dentro de las reflexiones de Compagnon (2015) sobre la teoría literaria.

    En primer lugar, el cuento de Enríquez relata la historia de un grupo de adolescentes durante un verano en el que empiezan a experimentar fenómenos inquietantes y aterradores que, aunque no son sobrenaturales, evocan un profundo sentimiento de miedo. Estos elementos de horror no sólo crean una atmósfera de suspenso, sino que también funcionan como metáforas de las inquietudes y miedos propios de la transición a la adultez. La función de la lectura desde la "dominante" de Jakobson (1935), sería el elemento de horror realista que domina la estructura narrativa y afecta a todos los otros componentes del texto. Además, se introduce este concepto para describir el elemento central de una obra literaria que organiza y determina la estructura y la función de los otros elementos.

    Según Jakobson (1935), la dominante es el componente de una obra literaria que ejerce un control organizador sobre los demás componentes. Es el eje en torno al cual se estructuran y se jerarquizan los otros elementos del texto. Proporciona unidad y coherencia al texto. El autor también señala que puede variar de una obra a otra y puede cambiar incluso dentro de la misma obra en diferentes momentos. En el caso de "Ese verano a Oscuras", el horror realista actúa como la dominante. Este elemento es el que organiza y estructura la narrativa del cuento. La atmósfera de miedo, la descripción de situaciones inquietantes y el uso de un entorno cotidiano transformado por el terror son ejemplos de cómo el horror realista domina todos los aspectos del texto. La elección de este género como dominante afecta la caracterización de los personajes, la estructura de la trama y el uso del lenguaje. Por ejemplo, “La ciudad era pequeña pero nos parecía enorme sobre todo por la Catedral, monumental y oscura, que gobernaba la plaza como un cuervo gigante”. Estas descripciones detalladas y vívidas de situaciones terroríficas no sólo crean una atmósfera de suspenso, sino que también reflejan las tensiones internas y los miedos de los personajes adolescentes.

    El realismo en el horror permite que los eventos de la obra sean percibidos como posibles dentro de la realidad cotidiana, intensificando el impacto emocional en el lector y conectando más profundamente con sus propios miedos y experiencias. Cada detalle del cuento, desde las interacciones entre los personajes hasta las descripciones del entorno, está alineado con la dominante del horror realista, creando una experiencia de lectura intensa y cohesiva.

    En segundo lugar, Mukarovsky (1977) argumenta que la función de una obra literaria está intrínsecamente ligada a sus normas y valores sociales. En "Ese verano a Oscuras", Enríquez desafía las normas de comportamiento adolescente y cuestiona los valores de la sociedad adulta que los rodea. Los protagonistas experimentan eventos que los obligan a confrontar sus propios miedos y a cuestionar las reglas impuestas por su entorno social, esto se observa cuando se menciona que, “No había cines. No había música. No nos dejaban caminar por algunas calles demasiado oscuras.” Así, la obra se sitúa en un espacio donde la transgresión de las normas se convierte en una forma de crítica social.

    Mukarovsky (1977), en su ensayo "Función, norma, valor como hechos sociales", expone una teoría que considera la obra de arte no sólo como un objeto estético autónomo, sino también como un fenómeno social. Para el autor, la "función" de una obra de arte se refiere al papel que esta desempeña dentro de la sociedad. Esta puede ser estética, comunicativa, educativa, entre otras. La "norma" son las expectativas y convenciones que guían la producción y recepción de las obras de arte dentro de una cultura. Estas normas están socialmente determinadas y cambian con el tiempo. El "valor" de una obra de arte se refiere a su significación e importancia dentro de un contexto social, y puede ser estético, moral, político, entre otros.

    A una lectura del cuento desde la teoría de Mukarovsky, nos permite comprender cómo la obra funciona dentro de su contexto social y cultural. Tiene una función estética clara, destinada a provocar una respuesta emocional intensa a través del horror y el realismo. Sin embargo, también cumple una función social al abordar y criticar problemas contemporáneos, como las tensiones y miedos asociados a la adolescencia. Esto se puede observar cuando se menciona que “Después de que Carrasco mató a mujer y a su hija, le pedimos a una vecina católica que nos enseñara el Padre Nuestro. Rezamos en la escalera.” La función de la obra no se limita a entretener; también invita a reflexionar sobre las normas y valores de la sociedad actual.

    Enríquez trabaja dentro y fuera de las normas literarias del género de horror y realismo. Utiliza convenciones del horror para crear una atmósfera de miedo como se menciona en el cuento: “Los nombres de nuestro fin del mundo eran crisis energética, hiperinflación, bicicleta financiera, obediencia debida, peste rosa.” Pero también subvierte estas normas al centrarse en temas profundamente realistas y sociales cuando se menciona que: “Era tarde, pero la falta de electricidad enloquecía los horarios, resultaba imposible dormir con tanto calor y, a pesar de la oscuridad, la gente estaba en la calle más que nunca.” La narrativa desafía las normas sociales al exponer las oscuras realidades que los adolescentes enfrentan, cuestionando las expectativas y comportamientos que se les imponen. El valor estético del cuento reside en su capacidad de combinar horror y realismo eficazmente, creando una obra impactante y reflexiva. El valor crítico del cuento se manifiesta en su capacidad para generar una conversación sobre los problemas sociales que aborda, mostrando cómo las experiencias personales de miedo y trauma están vinculadas a contextos más amplios de desigualdad y opresión.

    En tercer lugar, Tinianov (1924) y su noción de la "evolución literaria" son clave para entender cómo Enríquez adopta y transforma técnicas narrativas del horror y el realismo clásico. El desplazamiento del primer al segundo formalismo ruso, que enfatiza una mayor interacción entre literatura y contexto social, se refleja en cómo utiliza los elementos de horror realista no sólo para crear una atmósfera de miedo, sino para profundizar en los conflictos sociales y personales de sus personajes. El autor sostiene que la literatura no puede ser comprendida aisladamente, sino que debe ser analizada en relación con otros sistemas sociales y culturales. Los cambios en la literatura son, en parte, respuestas a cambios en estos sistemas.

    Asimismo, Eichenbaum, aborda en su ensayo "El ambiente social de la literatura" la relación entre la literatura y su contexto social. El autor sostiene que la literatura no puede ser completamente entendida sin considerar su ambiente social. La producción literaria está influenciada por factores históricos, sociales y culturales que moldean tanto la creación como la recepción de las obras literarias. La literatura cumple múltiples funciones dentro de la sociedad. Puede servir como una forma de entretenimiento, una herramienta educativa, un medio de crítica social, y un espacio para la exploración estética y emocional.

    La lectura del cuento a partir de las teorías de Tinianov (1924) y Eichenbaun, permite comprender cómo interactúa con su contexto social. La obra refleja aspectos de la sociedad contemporánea, particularmente en relación con la adolescencia y los miedos asociados a esta etapa de la vida. Como, por ejemplo, “Mi padre hablaba del futuro pero yo no lo entendía. Era tan lejano como los años 30 y el asesino de niños que había muerto en Ushuaia”. Además de su función estética, el cuento tiene una función crítica. Al presentar situaciones de horror realista, Enríquez invita a reflexionar sobre problemas sociales más amplios, como la violencia, el abandono y la opresión. Ademas, su tratamiento del miedo y lo cotidiano desafia y transforma las formas establecidas, creando nuevas posibilidades narrativas.

    Según lo mencionado por Tinianov (1924), las “formas establecidas” se refieren a las convenciones y técnicas tradicionales que se han desarrollado y mantenido en los géneros literarios a lo largo del tiempo. Estas incluyen estructuras narrativas, tipos de personajes y temas recurrentes. Enríquez transforma el terror clásico, el cual generalmente se caracteriza por su enfoque en lo sobrenatural y lo inexplicable. Estos elementos incluyen fantasmas, monstruos, maldiciones y otras fuerzas de la naturaleza. En el caso del cuento, la autora transforma el terror, sin utilizar lo antes mencionado, busca provocar miedo a través de la atmosfera, el suspenso y la creación de situaciones donde los personajes enfrentan peligros desconocidos en la vida cotidiana.

    Mediante la lectura podemos apreciar cómo se utiliza escenarios comunes como barrios urbanos y problemas familiares. Esto provoca que el miedo sea más relevante para el lector, ya que se desarrolla en contextos reconocibles, como anteriormente se mencionó, el cuento narra como en aquella época había muchos cortes de luz y problemas económicos:

    Ese verano la electricidad se cortaba por orden del gobierno, para ahorrar energía, en turnos de ocho horas. Mi padre, que no podía dejar de explicar cosas que no entendíamos del todo, nos había dicho que de las tres centrales energéticas del país solo funcionaba una, y poco, y mal. Para las otras dos hacía falta dinero de inversiones, y el país no iba a conseguir ni un peso porque debía demasiado a acreedores extranjeros.

    Al describir aspectos desagradables de la vida diaria con un enfoque casi documental, la autora expone miedos contemporáneos, especialmente aquellos asociados a la adolescencia. La precariedad económica y la violencia son temas recurrentes que reflejan una realidad oscura y opresiva. Por ejemplo, la autora menciona que:

    La policía rastrilló todos los departamentos y los pasillos y las escaleras y no encontró nada ni a nadie. Uno de los agentes nos llevó hasta el patrullero y nos quiso asustar diciendo que no debíamos inventar cosas, porque era falso testimonio y el falso testimonio era un delito. También nos trató con desprecio y nos miró un poco las tetas: las dos teníamos musculosas negras ajustadas. Nos dijo una pavada sobre el pastorcito mentiroso y el lobo y yo pensé lobo serás vos, no serás torturador vos, ningún policía de la dictadura estaba preso en esa época, peor que Carrasco sos vos, pensé y quise escupirlo, pero me contuve porque sabía de lo que era capaz un policía.

    La autora también critica los problemas de la sociedad a través de sus personajes y sus experiencias. Mariana Enríquez transforma estas “formas establecidas” en la literatura del terror y el realismo, no solo en lo cotidiano, sino que también abre nuevas posibilidades narrativas para explorar temas profundos y resonantes.

    Por último, Compagnon reconoce las críticas hacia lo que llama "teoricismo", es decir, la tendencia a aplicar teorías de manera rígida, alejándose del texto literario mismo y de la experiencia de lectura. Estas críticas provienen tanto de lectores comunes como de algunos académicos que sienten que la teoría puede deshumanizar la literatura y convertirla en un objeto de estudio técnico y abstracto. Sin embargo, Compagnon sugiere que un equilibrio entre teoría y sentido común es esencial para una comprensión completa de la literatura.

    En conclusión, "Ese verano a Oscuras" de Mariana Enríquez se erige como un ejemplo destacado de cómo la literatura contemporánea puede combinar elementos de horror y realismo para explorar y criticar las tensiones sociales y personales. Utilizando categorías del formalismo ruso, como la dominante de Jakobson, la función, norma y valor de Mukarovsky, y la evolución literaria de Tinianov, demuestra cómo Enríquez no sólo narra una historia de miedo, sino que también emplea su narrativa como una herramienta crítica que refleja y desafía las normas y valores de la sociedad.

    Además, la aplicación de las ideas de Eichenbaum sobre el ambiente social de la literatura y las reflexiones de Compagnon sobre la teoría literaria subraya la importancia de considerar tanto el contexto social como las herramientas teóricas en el análisis literario. "Ese verano a Oscuras" es una obra que, a través de su estructura y contenido, invita a una lectura profunda y multifacética, demostrando la capacidad de la literatura para evolucionar y dialogar con la sociedad.

    Bibliografía

    Compagnon, Antoine (2015). “Introducción” en El demonio de la teoría. Literatura y sentido común. Barcelona, El Acantilado.

    Eichenbaum, B. (1992). “El ambiente social de la literatura”. En Volek, Emil: Antología del formalismo ruso y el grupo de Bajtín. Madrid, Fundamentos, pág.239-249.

    Jakobson, R. La dominante. Traducción: Jorge Panesi. Extraído de una serie de conferencias inéditas en lengua checa sobre la escuela formalista rusa, dictadas en la Universidad Masaryk, 1935.

    Mukarovsky, J. (1977). “Función, norma valor como los hechos sociales” en Escritos de estética y semiótica del arte. Barcelona, G. Gili, p.p. 35-43.

    Tinianov, J. “Sobre la evolución literaria” y “La noción de construcción”. En Todorov, T. (Ed.) Teoría de la literatura de los formalistas rusos. México D. F., Siglo XXI.

    Morena Abril Ortiz

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