El anodino existir.
Apr 11, 2025
Vivir mal.
Es constante el error y nos hacemos mala vida.
Pendientes del dinero, de la fe sin fondo, del asunto del vecino, del futuro y de lamentar la derrota del equipo favorito.
En eso se va lo más de las más de las existencias.
Madrugar sin querer, asistir sin creer, juzgar sin saber, temer lo que quizás nunca llegue, y sufrir por lo insignificante.
Vidas erradas y herradas.
Para que funcione así la sociedad, se inventaron los puentes.
La ilusión de viajar, de quedar, de pasear... de no hacer...
Dulce no hacer.
Pero se vive con la sensación de que sin algo todo es nada.
¿Dónde quedó la bondad de la calma?
¡Ay, Señor!
Y es que se vive demasiado tiempo.
Eso opino yo.
También es opinión de determinados gestores que echan cuentas y suman la mensualidad de las pensiones. No les sale a cuenta mantener a tanto ser inoperante.
Pero... Ahí las farmacéuticas. Al igual que unos cuentan el desembolso brutal hacia las cuentas bancarias de los pensionistas, otros cuentan cada pastilla que esos pensionistas toman y atienden al pingüe ingreso de beneficio. Miles de millones de pildoritas son consumidas cada día. Miles de millones en cifras monetarias.
Aquí el conflicto.
¿Nos dejan vivir largo tiempo pensionados y empastillados o nos acaban cada vez antes para ahorrarse la paga?
A ver que grupo gana.
Nos va la anodina existencia en ello.
Yo, ya les digo, creo que vivir, solo por no morir, es un estar a lo tonto. Que, o se está con algún interés, algún afán, alguna dicha, algún porqué, o estar pa na es tontería.
No llegó a mi edad ningún cromañón, y si lo hizo seguro que no lo pasó bien. Hoy se puede cumplir bastante más que entonces y en muchos casos en muy buen estado, como en salmuera, pero cuando la mente no funciona o solo es que pase el día lo único que se espera...
En fin, sea lo que el Capital quiera.
Caigo en la cuenta:
Ayuso y yo tenemos en común el asunto del amancebamiento.
Eso lo condena la Iglesia.
Lo que nos diferencia en ese aspecto es que a mí no me importa lo que la institución opine, pero a ella, mujer de firmes hipocresías y/o creencias, le va el infierno en la cuenta. Comisiones aparte, no sé si le compensa.
Porque ...
La fe, no solo mueve montañas.
Tener sexo en oculto bajo las faldas de un paso camilla sobre que el que un Cristo de madera carga una pesada cruz, solo puede achacarse a la pasión.
El pecado es grave, pero el sitio es coj...
Y metido ya en harina:
Semanas laicas.
Tras la semana que viene, de nuevo se verán los sagrarios llenos pero estarán de vuelta las iglesias vacías.
No es que yo lo sepa de primera mano, pero las crónicas así lo afirman y la intuición me dice que es así.
La gente, en general, pasa por completo del cumplimiento dominical. Algo más se afana en las fiestas de guardar. Aparentar es lo que cuenta, y para el Corpus, para el Jueves Santo, para el Rocío o la fiesta de devoción patronal, ahí sí se luce el vestido y se aporta en la subasta y se aclama el Vítor.
La misa de diario es un fracaso en cuanto a público. Ningún teatro podría seguir con la función si vendiera tan pocas entradas.
Pasa algo así con lo taurino, creo, pero ambas cuestiones son del agrado del facherio, y la paguita estatal ahí no les escuece, como sí les molesta cuando es para un vecino necesitado.
Falta dinero siempre para Sanidad, Educación, Asistencia Social, pero nunca se escucha que haya que recortar en Ejército, en Iglesia ni en Casa Real.
Todos somos contingentes, pero los generales, los curas, los toreros y los reyes, parece que son imprescindibles.
No lo noto yo en mis carnes, pero quizás sea así y si no hubiera ninguno de esos, mi vida, al parecer, sería inviable. Y la tuya.
Cirujanos, maestros, bomberos forestales... prescindibles. Un rey, inviolable. (Y con todos los gastos y fastos pagados).
Pero, hablaba yo de misas y miserables.
Acabado el tiempo de lucir prenda, hecha la caja-cepillo, exaltada la hipocresía, volverán a sonar las elevadas campanas para la soterrada sordera general.
En los pequeños pueblos como el mío, la clientela del cura es mínima y muy arrugada; los escasos jóvenes van poco o nada. En los puentes cuenta el sacerdote con algo más de afluencia, pues hay capitalinos que, aunque en la ciudad no pisen el templo del barrio, aquí sí asisten, como está mandado.
Y es que la eternidad parece durar muy poco.
Yo, si creyera e hiciera como hacen los más de los creyentes, viviría con mucho miedo al después de la muerte. Sí, porque no veo a nadie que de veras viva una fe sincera y honesta.
Vestido de fiesta. Solo hay eso en lo que respecta a la Iglesia.
Ojalá algún decente Dios existiera.
Volvamos a lo de durar o no durar:
"Ustedes viven demasiado".
Aquello fue dicho por una mujer. Directora de algo. Importante.
Años después, con el trabajo habitual de idiotización, la gente ya estaba convencida de lo necesario, lo patriótico de morir antes de ser una carga para el Estado.
Se consideró que a partir de los setenta años una persona ya no es productiva.
Si no es productiva es un gasto.
Al cumplir la séptima década, las personas debían morir.
Y así se hizo.
No todas, claro. Había excepciones.
Líderes políticos.
Líderes religiosos.
Líderes económicos.
Y, de vez en cuando, algún excelso científico y/o artista.
Así, la vida fue lo que ellos querían que fuera.
Y el mundo aceptó.
Era necesario.
Era amor a la patria.
(De la lectura de un relato de Asimov y de la realidad).
Un pensamiento nuevo os doy:
El Capitalismo es comunista siempre que pierde dinero, nunca cuando gana.
Ale.
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