Y ahora solo soy un alma errante,
con el corazón cansado de no tener dónde quedarse.
Me siento a la deriva, flotando entre recuerdos
que ya no me sostienen,
pero tampoco me sueltan.
Te extraño
y no porque hayas sido perfecto,
sino porque en algún rincón ingenuo de mí
sigo creyendo que podrías serlo.
Pensé que si te amaba lo suficiente, aprenderías a quedarte.
Me hubiera gustado que fueras el hombre
que mi corazón necesitaba,
que supieras mirar más allá del miedo,
que eligieras construir en lugar de huir.
Pero no lo fuiste.
Y duele, no solo por lo que perdimos,
sino por todo lo que nunca llegamos a ser.
Ahora solo me quedan
los recuerdos de momentos fugaces,
los abrazos que no volvieron,
las risas que quedaron suspendidas en el tiempo.
Y las promesas...
esas que alguna vez creímos verdades
y que hoy ya no tienen a quién sostener.
Ojalá algún día puedas mirar atrás
y entender que este amor te ofrecía un hogar,
que no supiste habitar,
pero tampoco irte sin desarmar.
Aunque no sé si aún debería esperarte,
lo hago de todas formas y
me encuentro reconstruyéndote en la memoria,
como si el amor aún pudiera vivir en las ruinas que dejaste.
Our picks
Become a supporter of quaderno
Support this independent project and get exclusive benefits.
Start writing today on quaderno
We value quality, authenticity and diversity of voices.
Comments
There are no comments yet, be the first!
You must be logged in to comment
Log in