Me acuerdo que hace un tiempo atrás le dije
le dije que estando con él me siento más valiente, él, todo tranquilo como siempre, se lo tomó con mucha naturalidad
pero yo estaba súper asustado, porque no quería sonar tan intenso, porque vivo todo con mucha fuerza, pero me acostumbré a hacer como que no. A lo mejor lo asusto, a lo mejor soy —demasiado
demasiado yo —el rarito, el torpe, el flacucho, el que le tiene miedo a la noche.
pero con él no me preocupo tanto <no sé porqué, o tal vez lo sé, pero me parece tan surreal> que se acueste a mi lado a ver la vida pasar, que me hable, como quien te conoce de otra parte, de otra realidad.
a lo mejor me lo topé por ahí, donde yo no me acuerdo que caminé, donde éramos otra cosa —pero éramos los dos, menos y más.
Me acuerdo del otro día, que me puse a pensar
que me gusta cuando me cuenta de su día, que me gusta que a él le guste hablar harto, porque a mí siempre me cuesta más.
que me gusta su andar soberano, ese de quien camina con confianza en un mapa que conoce —aunque no lo haga.
que me gusta que también le suden las manos cuando nos las tomamos, porque así no me da vergüenza ser el único.
que me gusta cuando me llena de reels de animalitos, aunque no me escriba mucho, sé que me tiene en sus pensamientos con cada reel que me manda
¿y saben qué es chistoso?
que antes me daba inseguridad cuando alguien no me escribía regularmente
pero con él no me pasa, no porque esté activamente recordándome que me quiere, sino porque lo demuestra en cosas chicas.
yo creo que él piensa que no me fijo, porque soy de pocas palabras al hablar, porque lo estoy mirando y pienso más de lo que digo
a lo mejor sí sabe que sé y no me dice, pero prefiere susurrármelo con la mirada, con sus ojitos de tapioca
(pero yo me doy cuenta de cómo me quiere)
como cuando me prepara el desayuno y me lo lleva a la cama; como cuando me invita a salir a donde sea, con la excusa de pasar un ratito juntos.
como cuando me habla tan emocionado de sus hiperfijaciones; como cuando me suelta esos datazos de cualquier cosita que nos encontramos por ahí
cuando quiere él lavar la loza y no me deja ayudarlo, cuando me dice —que bonito— y yo no sé qué decirle, porque me pongo nervioso, me pone nervioso que una cosita tan chica me haga tan feliz.
como cuando quiere hacer cucharita y se enoja si abrazo al peluche y no a él; como cuando no hace nada más que mirarme en silencio, ese silencio que no es incómodo, pero que invita a transitar el presente con la tranquilidad que se respira entre nosotros.
y a lo mejor podría seguir por mucho rato
pero pienso menos, menos cuando estoy con él, y eso me gusta
me gusta ser más valiente y vivir más
y pensar menos
Our picks
Become a supporter of quaderno
Support this independent project and get exclusive benefits.
Start writing today on quaderno
We value quality, authenticity and diversity of voices.
Comments
There are no comments yet, be the first!
You must be logged in to comment
Log in