La atomicidad es la propiedad que asegura que una operación se ha realizado o no, y por lo tanto ante un fallo del sistema no puede quedar a medias
Mamá me plancha el pelo los lunes a la mañana para ir al colegio.
Ella también me viste.
Y es la que me corta el pelo.
Papá siempre me viene a buscar a la salida del colegio, aunque muchas veces llega tarde.
A los 8 años fui por primera vez a una peluquería.
Un viernes que fui a la casa de Rochi había visto a una amiga de su mamá, Natalia, con el pelo por arriba de los hombros y cuando volví a mi casa le dije a mamá que yo también lo quería así.
Ni lo pensé
Y al otro día fui y me corté
Después de todo el pelo crece siempre
Y Rochi me dijo que cuando lo cortas, no te das cuenta y más rápido crece.
Ella es unos meses más grande que yo pero está en cuarto y yo sigo en tercero.
Pareciera como si tampoco creciéramos.
Para mi cumple pasado me regaló un cuaderno lleno de stickers
Siguen intactos porque estoy esperando el momento adecuado para pegarlos
Me pone nerviosa desperdiciarlos
Muchas veces me angustio en mi cumpleaños
Pero me gusta mi cumpleaños
Es el 20 de octubre, 20/10/05, me gusta porque 5 más 5 es 10 y 10 más 10 es 20.
Para mi siguiente cumpleaños Rochi me regaló una planchita para el pelo
Esa ya era mía y mamá me enseñó a plancharme sola.
No me daba cuenta y mientras el pelo crecía
Y crecía y lo cortaba y volvía a crecer y volvía a cortarlo.
Siempre corto.
Nunca notaba nada raro
Solo que las poleras que me compraba papá se iban achicando
Y ya no me quedaban.
Los pantalones se hacían cortos
Y las remeras me iban asfixiando.
Las mangas se acortaban junto a mi pelo.
Mamá después de ese suceso ya no me vestía porque me daba vergüenza.
Pero no entiendo la verdad.
No me gusta que papá me venga a buscar cuando salgo del colegio.
El 172 me deja a dos cuadras de casa.
Y además yo sigo posando igual en todas las fotos, así que no hay problema.
Me sigue dando asco el olor a cigarrillo que queda en la ropa a veces.
No le digan a mi mamá pero una vez probé uno de los suyos y casi termino vomitando.
Sigo sin usar esos stickers que me había regalado alguien que no me acuerdo.
Mi comida favorita siguen siendo los fideos de la fábrica de pastas que está en Álvarez jonte y Lope de vega.
Igual esa fábrica de pastas se fundió el año pasado creo
Y ahora ya no hay nada en esa esquina abandonada.
Ya ni me acuerdo que había antes.
Me sigo mareando y los glóbulos rojos me siguen faltando.
Uso las mismas lapiceras negras, para hacer la tarea o desmembrar mis heridas entre finas líneas de acuarela.
Me siguen llegando mails del colegio aún después de haberlo terminado.
Mi mail me sigue acompañando.
Ahora están haciendo un enorme supermercado en esa esquina que siempre paso.
Y veo gente mudándose al lado mío pero no los reconozco.
Igual nosotros también vamos a mudarnos.
Y ahora que lo pienso tampoco reconozco a aquellos niños que visten de ese uniforme grisáceo y blanco que yo solía ensuciar en tercer grado.
Ya no me vienen a buscar ni espero que lo hagan.
La casa de Rochi de la vuelta ahora tiene un cartel enorme que dice que está en venta.
Ahora me corto yo el pelo
Y me lo tiño cuando quiera.
Ya no le pido a mamá que me planche el pelo porque no me gusta como queda
Sinceramente no me molesta que esté ondulado
Es mejor dejarlo así y que vaya para cualquier lado.
Ahora crece conmigo y me acompaña.
Junto a todo éste rincón de mente enjaulada que alguna vez quiso ser cortada
Pero no lo fue
Y doy fe de que soy culpable
De intentar no crecer y ganarle al tiempo
Pero de a poco se desprenden mis átomos
Esos que me dan vida todos los días
Y son los factores claves en la operación atómica que es la vida.
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