ABRAZAR EL DOLOR

NOs enseñan a amar desde la primeras miradas.

NOs enseñan a perder el valor, en lugar de la importancia de los miedos.

NOs aseguran que el amor es la fuerza que mueve al mundo, mientras el dolor habita las sombras de lo invisible.

El principito lo sabía, lo esencial es invisible a los ojos, pero solo era un niño que los adultos no tomaban en cuenta.

NOs dicen que nuestra media naranja esta por ahí en algún lugar, pero NO enseñan que se hace cuando te cansaste de andar con medias de colores de frutas.

No sabíamos abrazarnos el dolor, por eso cuando el amor se transformó, fuimos cobardes, y solo pudimos alejarnos. No sabíamos, pero tampoco quisimos aprenderlo. Porque abrazarnos el dolor es pedirle perdón a esos dos niños confundidos y perdidos, requería de la sencillez del valor, que hacia mucho nos abandonó.

En esa noche nuestro corazón llovió, sangró, gritó y suplicó por otra opción, pero no tuvimos el valor. No nos enseñaron a abrazarnos el dolor, y cuando en eso nos convertimos los dos, huimos de la decisión correcta para esa ocasión, y el ego habló por los dos, diciendo en un susurro: Adiós.