VERBOERRANTE
Me gustaría decirte que soy buena y que ese es mi plan, pero todo se volvió tan ambiguo tan pronto que no sé cómo explicar que quizá siempre estuve predestinada a moverme a través de una bondad torcida y bizarra.
Escrito por
Escribo como evidencia de que aún estoy viva. El libro está en proceso, lo actualizo cada vez que me inspiro.

Índice
Prólogo
No siento nada.
Me desperté con la certeza de que el mundo afectivo en mi interior se apagó mientras dormía y de repente todo lo que amaba y me importaba ayer, aquello que me producía esa micro dosis de esperanza para afrontar el nuevo día, hoy no tiene valor alguno. Me invade un desinterés casi absoluto e inconmovible, como si ya no me quedase amor, compasión, miedo, deseo y tampoco irritabilidad, los cinco motores predilectos de mi esencia.
Me percibo simplemente como el cascarón vacío de la persona que tan desesperadamente llevo toda la vida tratando de abandonar por ser incapaz de entender-me. Bueno, no toda la vida. Tuve una infancia relativamente feliz mientras me mantuve ajena e ignorante al abandono de Malena, mi madre, y los traumas de Bernardo, mi padre. Yo siempre he sido, según comparaciones, la más sana y prometedora de los Atxaga. Pero lo que fue al principio una bendición que me excluyó de los dramas de los adultos, esa tierna ignorancia digo, pronto fue motivo central de la muerte de mi inocencia física y mental. ¿Podría ser, sin lugar a dudas, este enjambre de heridas emocionales razón suficiente para decidir sin tanto titubeo ponerle un punto y aparte a todo?
No sé. Solo sé que desde que desperté, mi reflejo me devuelve la mirada sin reproche ni culpas, ya no importa mucho porqué o cómo llegué hasta acá ni qué pasó en el intermedio sino que por fin carezco de esa contradicción absurda que me hizo querer, así fuera ínfimamente, quedarme en esta vida. Porque si al gato lo mató la curiosidad, a mí me hizo vivir un poquito más.
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