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Todo lo que tenga validez de existencia te pertenece

Tongas24

Dec 10, 2025

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Todo lo que tenga validez de existencia te pertenece
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Porque solo el universo sabe las veces que traté de comprenderlo para ponerme a la altura de tu alma. Porque el enamorado que mira hacia las estrellas suele hacerlo por dos cosas.
La primera: buscar una señal divina que valide las acciones de un alma enamorada y torpe.
Y la segunda es un cuestionamiento: ¿cómo es posible que el universo, tan inmenso y precioso, tome forma en ella y encima me regale sus miradas entre la multitud?

Aquel que de verdad estuvo enamorado sabe que las estrellas suelen calmar esas ansias de ir a buscarla y contarle lo que sentís. Porque el enamorado llega a la conclusión de que lo más parecido a su belleza son las estrellas y entonces, aunque no la tenga físicamente, puede observarlas y entender que tanta belleza puede estar en todos lados.

Pero ojo con mirar mucho al cielo estando enamorado. Porque si encima no podés tener su amor, su alma, su cuerpo, a ella físicamente, también uno se castiga un poco mirando demasiado las estrellas desde lejos sin poder tocarlas. El enamorado puede sentirse frustrado ante tanta belleza y sin éxito en poder alcanzarla.

Muchas veces, cuando me siento triste, suelo mirar a las estrellas y pensar en mamá y papá, en mi hermano o en mis amigos. Cada uno de ellos tiene una estrella.
Pero vos… yo no entiendo. Porque cuando me pregunto, la respuesta que aparece es que todo lo que tenga validez de existencia te pertenece, y eso hasta me hace pensar que soy un mal hijo, un mal hermano y un mal amigo.
Porque no puede ser que, por un instante, piense que valés más que ellos. Y en sí, ahora que lo pienso, no valés más que ellos: lo que vale es el concepto por el cual te manejás, y ese concepto que está por encima de todo se llama amor.
Y a vos ese concepto te queda a la perfección, porque te amo, y siempre te amaré hasta que mis manos no tengan más ganas de escribir.

Ahora mismo te deseo y quiero ir a buscarte. Ya sé, capaz estás durmiendo. Pero qué lindo sería poder despertarte a los besos y hacerte entender que mis rezos tuvieron efecto.

¿Sabés qué es lo más hermoso del amor? Entender su dolor.
Nadie va a leer esto, soy consciente de eso. Pero si por casualidad alguien lee todos mis escritos, creo que entenderá que en ninguno doy a entender que el amor gobierna mi presente. Simplemente gobernó su esencia por un rato, y aunque fue efímero, todos los días me duele levantarme de la cama sabiendo que está con alguien que —creo yo, por obvias razones— no la ama. Y es muy doloroso no poder hacerle entender eso.

En este día, y en cada día, siempre te voy a pensar. Y no importa qué tan pesada sea tu eterna ausencia; lo importante es darme cuenta de que, si miro hacia atrás y te encuentro, y me preguntás “¿cómo estás?”, significa que en algún lugar del tiempo pudimos ser dos almas que se preocupaban.

La vida me duele, y es impresionante que cada dolor tenga tu apellido, y es impresionante que cada cura venga a pronunciarte.
Tal vez el amor es eso: la enfermedad para los nuevos, y la cura para los viejos.


Y aunque a veces intento convencerme de que todo esto es parte del aprendizaje, hay noches en las que entiendo que no se trata de crecer, sino de sobrevivir. Porque amar así también te rompe un poco la identidad: te deja pensando si alguna vez vas a volver a sentir algo que no te recuerde a ella. Y es ahí, en ese espacio donde nada duele pero todo pesa, donde me doy cuenta de que no extraño sus manos ni su voz: extraño la versión de mí que sabía que alguien lo esperaba. Tal vez por eso sigo escribiendo; porque en cada palabra intento reconstruir lo que fui antes de aceptar que no iba a volver.


Tongas24

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