Y entonces el sol quemó mi piel.
Todas mis pinturas están secas como cartón
Se volverán negras como el carbón.
Torcidas, quemadas, rotas.
Un asiento en el silencio de la nada.
Y mis plegarias sin ser escuchadas.
Ojos que miran sin ver, palabras que rebotan en el vacío.
Eterno, frágil, cruel.
Un universo de miseria y de dolor,
esperando detrás de cada estrella.
Lo que sientas no importa, no lo digas, no lo nombres.
Desechable, mínimo, invisible.
Toda verdad esconde una mentira,
y la distancia solo está llena de vacío.
Dar todo es perderlo todo.
A nadie le importa mi corazón.
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