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    Desmayado en inmersión de Mordacidad

    Jun 4, 2024

    89
    Desmayado en inmersión de Mordacidad
    Nuevo concurso literario en quaderno

    Habían transcurrido varios días y yo seguía pensando en eso.

    Cuando miraba mi aspecto en algún reflejo veía un cuadro cubista

    del que no podía distinguir mi cara, no recordaba el camino a casa

    y me trepanaba la cabeza un malestar hedónico de dolor.

    Mi sombra y yo estábamos discutiendo varias ideas sobre los algoritmos

    cuando una voz conocida resultó en un rostro preocupado

    dijo ser mi amigo, yo eso no lo recuerdo. Más intuí en él cierta ternura y preocupación,

    entonces asentí a sus proposiciones.

    Siguiendo sus pasos me encontré con otras personas disimuladamente sorprendidas

    ¿Era mi presencia irradiando alegría? o ¿el olor cáustico del despojo literario en aventuras por el mundo?

    Recordé sorprendido una sola cosa; ese día rendía un parcial de Semiótica. Yo, el estudiante del segundo año de la carrera de Psicología en la Universidad Nacional de Asunción. Nada más, no recordé la sede cerca del río en el barrio Itapytapunta, las ferias y fiestas cuando cerraban las calles adyacentes, y la música y el ritmo y los bailes y las risas y los romances y mis compañeros y por increíble que parezca no me recordaba a mí mismo viviendo eso.

    En la Notebook que emanaba sonidos tropicales en Cumbias explícitas de antaño exigí que me dejaran acceder a las redes inconscientes del universo, no entendieron o no quisieron entender que me refería al internet y para estar más cómodo me acerqué una silla.

    Me ofrecieron agua, pero el agua no divierte, me ofrecieron bebidas y acepté alegremente

    Mientras iba descifrando los símbolos y los signos algo profundamente iba despertando

    una emanación luminiscente de profundo calor, en el suave balanceo de la boca de estómago

    Reconocí enseguida el olor malsano del cigarro diferente, fumé contento y estalló mi mente

    Intenté seguir, intenté hacerlo todo a mi manera; eso es, tener la certeza de una vida placentera

    recorrer el ciclo, cumplir las metas, responsabilidades, trabajos, estudios, estatus.

    Pero mientras iba reconociendo la adversidad de esas ideas

    mientras iba presintiendo que lo peor estaba cerca

    un leve mareo, una oscilación

    el espíritu abandonando el cuerpo a su suerte, las ideas que brotarán haciéndose equivocadas

    la premonición de una suerte inexistente y el peso de la cruel realidad.

    No distinguía las letras, bailaban confusos los símbolos, me dí cuenta de que estaba en una alegoría

    en un recuerdo lejano de una mente mucho peor que ya danza al tono confuso de la melodía siniestra

    La visión se volvió un espectro magnético ininteligible, me levanté de sobresalto sosteniéndome la cabeza

    causando el asombro en mis acompañantes, rápidamente transformado en temor

    cuando caí directamente al suelo, aunque primero me golpeé la cabeza contra la pared.

    Ahí lo vi, lo habité. El espacio sidéreo, el gran vacío, la nada

    indescriptible sensación de soledad y alivio

    interminable penumbra eterna

    lejanía extensa de vacío místico

    Luego un reproche; "-Yo te lo advertí, no es saludable ese límite" Con acento Uruguayo.

    ¿Un recuerdo? ¿Una ensoñación? algo en mi me hizo saber que no era la representación onírica del subconsciente en figuras paternales que suplicaban que siga con vida, sino el exhalo de decepción de una vida pasada ante la repetición de la mortis causa. Recordé los ojos verdes de mi abuelo Danilo.

    Luego una luz de fuego brillante ardió inundando todo con la irradiación de la bondad y abrí los ojos y supe quién era, que había hecho preocupar a mis amigos en otro episodio maníaco de delusión y que ahora estaban llorando llamando a una ambulancia y yo estaba tendido en un asiento, al que no pude ser arrastrado sino levantado por los lazos de amistad que me unían con esos compadres.

    Vi sus caras, supe sus nombres, rememoré las anécdotas, conocí el pasado, presentí el futuro, reconocí el presente, les agradecí su ayuda, no dejaron que me vaya, me hicieron medir la presión, me dieron de comer, vislumbré el hambre de tres días la sed de tres noches y evoqué el viejo camino a casa.

    Soldado Desnudo

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