Mi boca no para de mencionarte
te sueño
te pienso y siento que estoy maldecida bajo tu encanto.
La ciudad grita tu nombre por cada lugar donde voy, un puesto de diarios lleva tu nombre cómo también una ferretería y una calle que parece que no tiene salida.
Me entristece ver tu belleza porque sé que cualquiera te querría tener cómo yo te quiero.
Con el simple toque de tu mano puedo sentir nerviosismo pero a la vez siento una ola de calma que ahuyenta todos mis miedos.
Discúlpame si suena brusco el deseo de ser tuya.
Cuando tus ojos están clavados en mí de alguna manera siento una fuerte presión en mi pecho. Incluso cada noche antes de irme a dormir dibujo tu mirada en mi techo con el deseo de despertarme y encontrarme con ella.
Haceme un lugar en un rincón de tu corazón, te rogué.
En el fondo se que valgo la pena pero ¿de qué sirve saberlo cuando vos no lo ves?
Me marcas el cuello y soy tuya, vos lo sabes.
El aroma de tu piel desnuda que me embriaga y me sumerge haciéndome adicta a tí.
Te araño la espalda como si alguien quisiera apartarme de tu cuerpo.
¿Será esa la única forma de escribir mi nombre en tu piel?
Quiero poder mover tu mundo cómo vos moves el mío, quiero provocar un tsunami en tu isla desierta pero sin destrozar lo tuyo, quiero poder bendecir tu suelo con un suave beso.
Si me permitís un día de estos decir tu nombre, no huyas, no te escondas y enorgullécete por ser quien ha logrado cautivar mi corazón, mi alma y mi cuerpo.
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