Ser tu amiga fue mi destino, pero el corazón sueña con algo divino; en cada mirada guardo el secreto, de un amor que late callado y discreto.
No puedo mostrarte lo que en mí florece,
pero mi alma, paciente, no se desvanece.
¿No sientes acaso que vibro por ti, que mi silencio murmura: “ven hacia mí”?
Aunque me atormenta no poder confesarlo, mi esperanza me abraza para no dejarlo.
Quizá algún día descubras mi calor, y este cariño oculto se vuelva amor.
Hasta entonces guardo esta llama encendida, creyendo que el destino unirá nuestras vidas.
Porque amar en secreto no es un final, es la semilla de un sueño inmortal.
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