yo soy un ángel, y vos mi Dios.

mis cartas de amor siempre tienen una mancha de tinta en dónde debería ir tu nombre, porque me aterra que sepas que te adoro, adoro tus primeras letras, y aunque parezca ser evidente tus ojos que dan vida, no lo ven. mi cuerpo abstinente vive a deshoras, y no tengo energía para poner a tiempo algún reloj que reinicie esta vida que me es prestada, estoy esperando a que algo pase, a que des algún paso, alguna señal de que tus sentimientos por mí, no mueren, renacen y crecen en los jardines secretos se tu mente, esos de los cuáles solo vos tenés la llave. quisiera ser diminuta, y aún así poseer la fortaleza de mil tornados, que arrebatan la pureza de una ciudad. quisiera saber por qué te quiero tanto y no lo ves, y por qué la noche se hace tan eterna cuando te despedis. siempre la comida se termina enfriando esperándote, esperando que asumas que lo que escribo es por vos. siempre la comida termina en la basura y podría alimentar mil pueblos, siempre estoy expectante a qué digas algo, a qué sientas algo. el cielo pasa de gris a azul cuando amenazas con amarme, cuando amenazas con una palabra de cariño, cuando dices que quizá alguien debería verme, pero yo añoro decirte que los únicos ojos que quiero que me observen son los tuyos. perseguir mi caminar pesado en las calles de esta ciudad, sería ir muy por debajo de las grandezas del mundo que mereces, te lo daría si pudiera, te daría todo de mí, te daría mi cabello azul, te daría mis dedos que sueñan con los tuyos para que te den calor cuando tu corazón sienta frío, te daría mis ojos para que te veas como yo lo hago, para que te admires, para que te quieras, para que te creas por completo lo fascinante que es tu mente, te daría la mía, para que te fascines y me escribas, te daría mi libertad, para que dejes tu casa y te conozcas a vos mismo antes que al mundo, te daría una niña con tus ojos y mi sonrisa. pero querido, no te olvides de que te espero siempre, cada noche te espero, no hago nada si no eso, te espero, te espero. cierro la puerta, el amor y la esperanza, pero las ventanas están rotas, pero el amor es infinito, pero la esperanza es eterna. yo soy un mero ángel, que cumpliría todos tus deseos, mi Dios, yo haría que el mundo conociera la forma de tu ternura, yo mostraría los milagros que causan en plena vida, ser percibida por tus manos. yo siempre soy un ángel, amor, yo siempre termino sacrificando el mundo por tu paz, yo soy un ángel cuya geografía termina deteriorada, su sonrisa cruelmente deformada, su voz carente de tonos dulces. y en otra noche abstinente, como todas ya casi, vuelvo a casa sola, y no hay ninguna luz encendida que me dé una bienvenida, no hay espacio en alguna cama, no hay calidez porque no hay hogares, querido, mi hogar sería en dónde tus pies pisen. no quiero mentirte, no puedo evitar sonreír cuando llamas a deshoras, no puedo evitar sentir anhelos cuando escucho tu voz, todo me destroza, todo me tiene expectante. verás, no quiero lastimarte mi cielo, yo no soy aquella de hebras rubias y ojos cielo, mi única intención siempre fue acunar tu inocencia. y cuando despiertas, observas otras orbes ajenas a las mías. no quisiera esperar más, no quisiera que anochezca sin volver a escribirte, quisiera alguna pista para no mentirme a mí misma. estaría lista para todas las guerras que se necesitan para ganar tu amor, para ganar tu abrazo, tengo tanto por decirte, tanto por contarte, pero lo que llega fácil, fácil se va, y tu cariño por mí, disminuye cada segundo. la crueldad que te corrompió te hace menos mío, menos vos, yo salto de todos los precipicios antes de creer que alguien podría quedarse, ¿quién podría dejarme, quién podría querer quedarse? si mi imagen se distorsiona en todos los espejos, si todas mis musas murieron solas, si mi soledad es análoga de ellas, si soy tan invisible que siempre ves a quién viene después de mí. yo soy la misma cazadora, quién lanza flechas a su propio corazón para que se acostumbre al dolor de no ser acunado por tus brazos. ¿quién podría quedarse?