Yo nunca pedí alejarme de ti, estuve a tu lado en cada amanecer, cuando el frío me hería, cuando la noche me temblaba en la piel.
Nunca solté tu mano, ni cuando el viento quiso arrancarla,
nunca busqué otros brazos, ni cuando mi alma estaba cansada.
Y ahora camino sola, en un silencio que grita tu nombre,
con la oscuridad como única compañía, y un vacío que sangra en cada paso.
Te di mi tiempo, mi voz y mi aliento, me quedé cuando todos se iban,
pero tú… tú te fuiste.
Entonces dime,
¿cuál es tu respuesta a todo esto?
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