mobile isologo
buscar...

Ya no estoy solo

Jun 14, 2025

84
Empieza a escribir gratis en quaderno

Pequeños brotes de sueños en el inconsciente se riegan con lágrimas de esperanzas rotas que iluminan la noche como luciérnagas en la oscuridad y en cada una de ellas reconozco un fragmento de mí que se me perdió en algún exilio. La oscuridad. Las lágrimas. Esperanzas rotas. La noche. Las luciernagas. Esa misma oscuridad donde me acecha una silueta que lleva mis gestos, que sangra mis sueños, que no soy yo, pero me habita y no puedo exorcizar aunque nunca pare de rezar. Las lágrimas. Las esperanzas rotas. Le recé a dioses nuevos y lo enterré con nombres viejos. Pero vuelve. Cada vez más cerca. Cada vez más dentro. A veces sueño que él despierta antes que yo, y que soy yo el que queda atrapado en el sueño. Entonces abro los ojos y tardo en recordar cuál de los dos sigue vivo. Ya no sé si este cuerpo es mío.

Hay una batalla muda en mis entrañas, un temblor entre lo sagrado y lo roto, una oración susurrada por un dios que tal vez también se busca en mí. Me atormentan las voces, me consume la piel el fuego de este infierno que yo mismo inventé para verme enloquecer.

A veces siento que camino, sin saber si huyo o regreso, con la certeza de que busco a alguien que respira bajo mi piel.

Hay un niño asustado en mi pecho,

una anciana sabia en mis huesos,

y un amante ciego en mis venas.

Todos me susurran con la misma voz:

“Encontrame."

¿cómo salvar a quien se esconde en las ruinas de uno mismo?

No sé si algún día podré salvarlo, si aún queda algo de él para redimir,

o si, en realidad, es él quien siempre intentó salvarme a mí.

¿Es él el reflejo? ¿O soy yo la sombra que su luz proyecta?

Tiene mis ojos, pero vacíos.

Tiene mi voz, pero la usa para decir cosas que nunca pensé.

Tiene mi rostro, pero la mirada llena de lunas rotas.

Tiene mis gestos, pero una ternura que ya no recuerdo haber sentido.

Hay noches donde lo escucho llorar con mis lágrimas, gritar con mi garganta cerrada, amar con mis manos atadas. Y sé que no me odia: me espera.

Lo escucho murmurar plegarias que no conozco, rezos antiguos que parecen romper el aire como cuchillas.

Lo escucho llorar por las noches cuando entiende que solo hay oscuridad, que nadie lo puede ver, que nadie lo puede encontrar.

No sé si quiero salvarlo, o si quiero que me arrastre con él.

No sé si es la muerte lo que deseo, o el silencio que prometen sus labios.

No estoy solo. No desde que él volvió. Pero tampoco estoy conmigo. Entonces escribo esto. Para cuando ya no sepa quién habita mi cuerpo.

Pero sé que ya es tarde.

Ya no estoy solo.

Ya no estoy despierto.

Y la luna,

esa traidora luminosa,

me está siguiendo

me persigue

iluminando mis sombras.

el oscurantismo

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión