Ya no recibirás mis cartas. Ya no me verás reír, ni escucharás mis tonterías de madrugada. Ya no sabrás si estoy bien, si estoy triste, si me fui lejos o si aún duermo con tu recuerdo. Tampoco yo sabré de vos. No veré tus logros, ni tus derrotas, ni tus cambios. Ya no podré decirte cuánto te amo, ni abrazarte en tus cumpleaños. Ya no te importarán mis sueños, ni si los he logrado.
Ya no. A pesar de que un día juramos permanencia, de que nos prometimos cuidarnos, incluso si el mundo cambiaba ante nosotros. Ya no te veré crecer, ni soñar, ni envejecer. Ya no despertaré con tu risa en mi pelo, ni recordaré el calor exacto de tu mirada. Ya no. Ya no es. Y probablemente no será.
Pero cómo me hubiera gustado que sí...
Porque yo te veía y me veía,
caminando juntos a lo largo de la vida,
tomando mate con canas, riéndonos de los desencuentros del pasado.
¿En qué momento dejaste de anhelar lo mismo?
¿En qué instante exacto se te apagó el deseo de quedarte?
¿Así de fácil dejaste de añorar mi corazón?
¿Así de sencillo fue para vos olvidarme?
Yo siempre quise vivir en tu alma, quedarme ahí. Hacerme hogar entre tus días. Pero parece que ya no es… ni será.
Te amé. Te amo. Te voy a amar, aunque ya no me quede dónde hacerlo. Pero te dejo libre porque te merecés paz y parece que yo ya no te la daba. Te devuelvo esa calma que no encontraste conmigo. Ojalá algún día sepas que todo lo intenté. Que todo lo que lloré, fue porque me importabas más de lo que supe decirte alguna vez.
Me encantaría saber qué faltó. En qué me equivoqué. Qué parte de vos no supe entender. Pero ya no tendré respuestas. Ya no quedará consuelo, solo el eco de tus silencios, intentando entender por qué este amor —que parecía eterno— se quebró sin hacer ruido.
Te extraño. Te amo. Y me duele que nuestra amistad también se haya perdido en el camino. Pero aun si pudiera devolver el tiempo, aun si supiera que el final sería el mismo… igual te habría amado. Porque no hay forma de conocer tus ojos y no desear cuidarlos.
Y perdón, sé que prometí no escribirte, sé que prometí ya no molestarte, pero parece ser que yo tampoco sé cumplir promesas, porque no puedo dejar de escribirte, como vos no pudiste dejar de escapar...
De igual forma no te guardo rencor, porque aunque quisiera odiarte, jamás podría sacarte de mi corazón.
Espero que seas muy feliz, amorcito.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión