Ya nada es lo que fue
Jul 11, 2025
A veces el cambio no llega como un huracán,
sino como un susurro
que no sé si ignorar o seguir.
Ya no soy quien fui,
pero tampoco sé quién ser ahora.
Hice y deshice tantas veces las maletas
que aprendí a no temer el tránsito.
Pero esta vez pesa distinto:
la piel vieja no me queda,
y la nueva todavía me roza.
No hay risas ni pasos en el pasillo,
nadie pidiendo agua a deshora.
Sólo este silencio —nuevo, denso—
que se acomoda sin preguntar,
como si ya supiera quedarse.
Ahora soy mujer, me repito,
pero una parte de mí sigue allá,
aferrada a lo que fui
cuando la rutina era hogar
y lo cotidiano, consuelo.
Y no sé qué es peor:
la necesidad de huir
o el deseo de volver
a un lugar
que ya no existe.
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