Tanta ausencia impregnada en los ojos
imposible vislumbrar lo necesario
con tanto fantasma merodeando
Distracción, artilugio inútil
solo dilata el pozo
alarga la caída
Todo se viste de irrealidad
el ruido pintando las paredes
la vigilia se maquilla de desdicha
y el sueño ¿dónde se halla escondido?
¿A quién llamar entonces?
Si hasta la nada está ausente
Tras el derrumbe
incinerar cada gota de esperanza
y por fin la calma...
Cansada de esperar
se adentró junto con la noche
naufragando el humo
hasta alcanzar su isla
mi desesperada alma
Qué necesidad sumergirse en la luna
y contemplar la nada en su totalidad
el pacífico silencio de una ciudad durmiente
las cálidas sábanas nocturnas cubriendo el mundo
La nada misma
¡Oh, amada mía!
cuánta libertad traen tus frías manos
qué serena dejas mi alma con tu tacto
Tanto derrumbe
y por fin la calma...
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