Qué desastre.
La almohada absorbe mis lágrimas,
el amor como el fuego se apaga,
las luces ya no alumbran el arte.
Qué desastre.
La casa no huele a flores,
ya han pasado 500 noches,
ya no puedo besarte.
Qué maldito desastre.
Qué cruel destino debí elegir,
aún sin ver,
para que el amor que me des
se sienta como balas.
Qué desastre,
ya ves,
mi alma está desordenada,
mi mente busca una paz,
mi amor se protege con una coraza
de la mala suerte que traías aferrada.
Las letras vuelan sin rumbo,
el lápiz es testigo de mis lágrimas,
el silencio inunda la sala
mientras intento callar.
Vuelve a mí.
Pero que no vuelvan tus promesas,
ni la luna llena que querías bajar.
Que vuelvan tus brazos acogedores,
que vuelva aquella cálida noche
que decidiste amar.
Que vuelva el silencio
lleno de palabras,
que vuelvan las flores y las cartas
que dejabas en mi portal;
esperando que yo bajara,
esperando que caiga una vez más.
Vuelve a mi alma.
Vuela sin hablar.

Blanca Bermúdez
Escribo para sacar del alma lo que no se puede decir en voz alta. Gracias por leerme. Quédate. Comenta.
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