volví a ese lugar en mi cabeza

no sé si quiero sentir toda esta nostalgia. es el espejo que más trato de evitar en mis días, desde ese fatídico julio donde tuve su rostro borroso por todas las lágrimas acumuladas mientras me desollaba el alma como si de una ligera inquisición en estos días se tratara. no quise ser esa niña que lloraba por su papá en la cuna nuevamente, así que dediqué mi cabeza en concentrarse en otras cosas. otras canciones, otros colores, otras visiones, otros cuerpos, otras almas, y no hay caso. no hay vuelta alguna que pueda dar yo desde estoy parada. en este lugar que me suena a tantas memorias a la vez, en estas calles que gritan nuestros nombres de cuando éramos jóvenes y andábamos de la mano como si fuera que dominábamos el mundo. vos, con esa seguridad, esa frialdad, esa distracción en tus palabras y tu cabeza. y yo tan ingenua. tan estúpida, tan amable, tan miedosa porque debo de admitir que al principio de ese cuento para niños, no tenía ningún vértigo. pasaron los años y me di cuenta que nunca lo experimenté porque ya estaba cayendo de a poco, con una gravedad que no se sentía. y cuando pude percatarme del mundo donde estaba, ya no era el mío. estaba totalmente transformado por la visión del amor crudo. todos en mi planeta tenían los ojos verdes. un verde que pintaba el paisaje y que me encantaría ponerle un nombre, aunque él sea el dueño.

cuando llueve, busco su cuerpo al lado del mío, y me quiebro sabiendo que el tiempo ni los dioses, ni las vírgenes son tan generosos conmigo para cumplirlo. diría que ninguna santidad me tiene en su amparo. a esta altura, siento que el universo decidió hacerme la mujer más infeliz de toda su historia cósmica. ¡no pudo haberme sacado de raíz al hombre de mi vida! y creo que es más fácil culpar a las estrellas que tocar mi propio cuello. y estuve tanto, tanto tiempo en esa posición donde yo me encontraba viviendo una pesadilla cuando él soltó mi mano, pero estas se desvanecen cuando abro los ojos. los abrí más de las veces que puedo contar, y nunca se fue este escenario tan triste mío.

mi realidad es caótica desde que él no está. y él me hizo la muchacha más feliz. me devolvió una inocencia. una luz. se llevó con él tantas primeras veces mías. mi yayo.

creo que después de tanto, sigo esperando al sonido de su moto frente de mi puerta. él sabe mi dirección. y sabe que si aparece, correría hacia él. mataría y me mataría por él. viviría un poco más por él.