Querida, quiero contarte algo que capaz nunca te he dicho por tonto, hoy quiero ser honesto y explayarme sin reservas, nunca es tarde. A tu lado aprendí tantas cosas, me enseñaste a vivir no como los que solo existen, sino como los que están presentes en la vida, me enseñaste a disfrutar de cada una de mis emociones, me enseñaste que las segundas oportunidades existen, que se puede soñar aún después de grande, me enseñaste a tener metas y a luchar por alcanzarlas, me enseñaste que una casa es solo ladrillo y cosas, pero que un hogar es calor y familia, aunque lastimosamente entre tantas cosas que me enseñaste se te olvido enseñarme a vivir sin ti, sin tu presencia física, sin tus enormes ojos marrones llenos de picardía, sin el rubor rosa natural de tus mejillas cuando sonríes, sin en olor a coco de tu pelo largo, sin tus besos de desayuno, sin el calor de tu piel, sin tu consejo, sin tus caricias o simplemente sin tu compañía, ¿Por qué te fuiste tan pronto?
Trece días y cuatro horas desde el ultimo abrazo que te di en vida, te despediste como siempre para ir a trabajar, ibas tarde y recuerdo que no te dio tiempo de desayunar más que un par de bizcochitos y media taza de café mientras atabas tu cabello. Habíamos acordado merendar juntos esa tarde y nunca llegaste, nunca contestaste mis llamadas, nunca te esperé tanto. Infarto fulminante dijeron los médicos, tu corazón se partió en dos y como un efecto dominó maldito el mío también lo hizo, nunca sentí un dolor tan grande, mi mundo explotó y las esquirlas destrozaron mis adentros y nuestro futuro.
Anoche volví a soñar contigo y despertar fue tan duro que lloré como un niño, tu lado frío de la cama me sigue provocando un dolor tan insoportable que grité, grité con todas mis fuerzas. Fue en ese momento que sentí el olor, ví como el humo comenzó a colarse por las ventanas de nuestra habitación y decidí quedarme quieto, inmóvil, ni siquiera el ruido insoportable de las alarmas contra incendios han logrado sacarme de mi quietud, escucho gritos, gente corriendo con desespero y cosas romperse al caer, pero yo solo tomé mi lapicera y papel para escribirte esto, quiero llevarlo conmigo para cuando por fin estemos juntos leas con detalle como sentí tu partida y lo irónicamente feliz que me siento de reencontrarnos en la eternidad, no me estoy dando por vencido, todo lo contrario, es mi mayor acto de valentía movido por la necesidad de volver a verte. El calor que hace transpirar mi frente es la señal de que el fuego se acerca, fuego que me quemará para darme vida, porque solo a tu lado aprendí a vivir.
Espero aún tengas ganas de merendar conmigo.
Te amo con locura desenfrenada.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión