Hoy dejo que la nostalgia se consuma, así como se consume la vela que ilumina mis versos de luna. Hoy, enterrada y atrapada en este valle, me doy cuenta de que estoy hecha de nostalgia.
Quiero volver a ser una niña. Quiero olvidarme de mi cuerpo de mujer y volver a donde fui genuinamente feliz. Volver al verano eterno, a jugar en la calle, a hacer castillos de arena, a ver el mundo con ojos soñadores. A ser esclava tan sólo de mi libertad y ser más inocente de lo que alguna vez fui. Quiero saltar en los charcos, comer en casa de la abuela, cantar con voz aguda, crear mundos paralelos.
Quiero olvidarme de quién soy, mancharme las manos jugando, sentir sin entender. Y desearía también volver a donde todo era más sencillo, donde sólo había que jugar y ser feliz. No porque sea más fácil, sino porque el dolor duele menos y el mundo no te hace tanto daño.
Quiero volver a confiar, a querer tan fuerte que el amor incluso parezca envidiarme. Quiero que mis manos sean pequeñas y se me caigan los juguetes de las manos. Quiero estar más cerca del suelo, tanto que para coger un vaso tenga que subirme a una silla. Quiero que el peligro me toque con delicadeza, y que se personifique en malas ideas como pintar una pared con un lápiz de color.
Quiero tener alma de niña, corazón puro y sonrisa inocente.
Blanca Bermúdez
Escribo para sacar del alma lo que no se puede decir en voz alta. No soy perfecta, pero cada poema es una parte real de mí. Gracias por leerme. Quédate. Comenta.
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