Tengo ganas de irme, no se a donde, más que ganas de irme. Ganas de escaparme de mi realidad, no quiero saber nada conmigo.
Mi yo de hoy da asco, es perezoso, torpe, lento, y no tiene ganas de hacer nada. Solo dedicarse a dormir en un colchón viejo tapado de rencores y recuerdos pasados que no cura por cobarde.
Hay que cambiar. Debo, y quiero, para salir del vicioso redondel de la incertidumbre. Dejar salir al mi mismo de hace años atrás que quería lograrlo todo. Pero no sabía nada, y mezclarlo con el que no tiene ganas de nada, pero sabe bastante más.
Es una receta complicada, y dolorosa, revoluciónarse... Pero las revoluciones no son pacíficas y con olor a Jazmines. Hay tiros, líos y cosa gorda. Más bien, hay que resolverlo. Para no repetir lo mismo.
Es dedicarse tiempo, y tratar de entender como actuar para que no afecte tanto el entorno. Y no enroscarse, con problemas ajenos que ni siquiera podemos solucionar nosotros. Pero, tampoco hay que dejar de lado a los que en algún momento nos prestaron su ayuda.
Mantener la humildad... y ser un demente, y hacer lo que a uno se le cante el quinto forro... es parte del cambio.
Espero que el mensaje más o menos se entienda. Y si no, no soy digno de escribir más nada.
Si te gustó este post, considera invitarle un cafecito al escritor
Comprar un cafecitoRecomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión