me di cuenta que hace rato me mude del presente.
como cuando los edificios se vuelven cooperativas, varíos residentes (muy diversos todos ellos) se han hecho dueños de mi tiempo.
entre ellos estan las personas que amo,
ellos hacen detener mi consciencia sobre el paso del tiempo. Del futuro y del pasado, si, pero tambien del presente.
Se que suena paradojico pero con ellos no hay puntos de partida y no hay finales pero tampoco hay consciencia sobre el donde estamos ni lo que nos esta pasando. No estan las recolecciones terminadas, conclusas, sobre lo que somos, y ellas son requerimientos del presente. El presente es lo que es, nunca puede estar a medias.
Con ellos todo lo que hay es un vacio de risas, o risas en un vacio : se parece mas a un espacio despues de la muerte, un abismo o un entre-tiempo, mas que a un presente. Es una temporalidad que esta ebria.
Por otro lado, en plena soledad, no se caminar sin tropezar con las esquinas.
El futuro es un pantallazo negro y por lo tanto esta lleno de urgencias y llamadas telefonicas que insisiten: trato, sin verdaderamente tanto esfuerzo pero si con mucha constancia, de llenarlo.
Y fracaso.
El pasado, por otro lado, es el residente mas molesto. Ultimamente estoy tratando de hacerlo llegar al olvido. Alguien sabio me dijo: convertirse en mujer es, finalmente, asumir que no existe absolutamente nadie en este mundo que tenga permitido decirte que podes olvidar y que no.
Estoy trabajando en ello pero, sin embargo,
mi cabeza gira para atras unas cuantas veces al día. No por añoranza, mas bien por costumbre. ¿Y si algo se me cayo en la frontera, algo que hizo sonar el detector de metales y es aquello lo que me esta obstruyendo el cruce? Debo ir a fijarme.
En esta mudanza, en esta nueva no-casa,
(porque no existen las casas en el espacio sin tiempo)
verme en el espejo es mas parecido a soñarme que a mirarme.
Tratarde describirme ante quien pregunta (normalmente quien pregunta no tiene nada mas que unas pocas hipotesis hechas con desgana), es encontrarme con que puedo, sea legal o no, dibujar lo que quiera. El momento en que trato de dar cuenta de la configuracion de mi personalidad es el finalmente el momento en el que puedo pintar en aquella pared lisa aquel mural que siempre quise y siempre posterge. Pero tambien es en ese justo momento, en donde veo tiradas en el piso las brochas y las puertas, vibrando, en donde mas me aturdo. Y aparece otra vez este espacio hecho de entre-tiempos:
me siento como buscando entre cajones con fe y desesperacion ciega un objeto perdido.
Un objeto que no se bien cuando fue la ultima vez que lo ví, pero que, optimistamente me digo, debe andar por ahí.

malvina
quiero escribir casi todo el tiempo en todo momento. Ojala mis manos hicieran algo al respecto
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