Vivir de recuerdos

He visto una casa antigua, las ventanas son de un colosal tamaño. Los techos altos y en el suelo, duerme una tarima de enebro. A la casa la rodea un rosal sin podar por años… lo que más me gusta de ella es su pequeña galería, ya nos he imaginado aquí. El patio es grande, he salido a investigar un poco y a pocos metros se encuentra la correntada de un pequeño rio. Su fauna es de admirar. Sé que son cosas que para ti no tienen ningún sentido… pero para mí, esas pequeñeces lo son todo. Quizás me detenga un rato para que las palabras descansen, quizás al acordarnos que algún día fuimos. Pero no sé, si seremos… Quizás solo me vaya lejos de aquí, me gustaría ir cerca de la playa para que nada en mi memoria me recuerde que ya no somos ni podremos ser nunca más los de antes. Tengo que dejar de soñar. Estamos al punto del quiebre de todo esto y yo sigo viviendo del recuerdo que quizás jamás va a existir, de todas maneras uno tiene que seguir andando. El esperar que las cosas solo sucedan por sí mismas nos ha destruido, pasamos el tiempo quietos, sentados, confundidos en un espejo inmóvil del recuerdo de lo que ya no es. Triste hoy es, sentir que la euforia ya no vive con nosotros solo la monotonía y la ausencia. Supongo que con el tiempo aprenderé a no buscarte, me he puesto linda aun sabiendo que la lluvia iba a alcanzarme, fuiste el centro de mi alma por mucho tiempo, pero ahora ya no sé quien soy, me he perdido en lo más profundo de mi alma, repleta de gente vacía. Eres mi enigma más grande. Que será ser tú… Que será percibir que yo te ame aún más de lo que yo nunca pude amarme.