Le tengo miedo a esto de crear. Me escapo, me escondo. Y me mantengo breve, casi silenciosa, quizás demasiado. Tal vez así tenga suerte y pase desapercibida.
Qué difícil. Sostener el texto, sostener el plano, sostener la mirada, el vínculo, la idea.
Sostener, sostener. ¿Solo a mi me es tan difícil?
Sostener la decisión. Decidir sostener. Un perro corriendose la cola, un espiral que se envuelve sobre sí mismo. Dos caras de la misma moneda. Una sola cosa. Decisión y sostén.
Lo que a mi me es difícil no es sostener, es decidir. Elegir entre tanta cosa. Hacerme cargo de mi mortalidad, de mi finitud.
La vida es hoy. Sí, tambien es mañana. Pero yo soy, yo existo, yo estoy aquí, ahora.
Soy una mano que escribe con frenesí como si hubiese develado un misterio universal.
Soy unos ojos atentos que relojean a mi hija cuidando lo que lleva a su boca.
Soy unos oídos afilados, escuchando el agua que hierve cocinando el almuerzo.
Soy un cuerpo transpirado por el calor del mediodía.
Todo eso soy. Ahora, no después. No en algún logro idealizado. Mucho menos en el aplauso de los otros.
Ya estoy aquí siendo, en la simpleza del vivir. En la belleza de estar sintiendo lo que me toca en este cuerpo.
Este cuerpo que ya es alguien, alguien que no debe esperar a mañana para saberse viva.
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