Habrá dolor allá donde se siembra la duda.
Los párpados te pesan, como dos mancuernas atadas a tus pestañas. Miras de reojo, y un brillo singular se posa en tus pupilas, es doloroso, cómo mirar al sol, pero inevitable, como la lluvia en un día gris.
Un vistazo efímero, se escabulló entre los párpados y al seguir su pista, te topaste con la nostalgia.
La precipitación ha empañado tus lentes, y la calidez de tu rostro te ha hecho sudar. Un escalofrío recorre las esquinas de tu cuerpo y una atmósfera pesada se ha tornado a tu alrededor, tallas tus ojos con los dedos y al cierre de la penumbra, ha desaparecido.
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