Las noches cerradas traen visiones cargadas de vicios
hasta el amanecer, donde el murmullo ensordece y las sábanas
se convierten en laberintos infernales.
Un pie fuera de la cama parece un oasis.
Bigotes blancos de cerveza
frentes brillantes reflejan luces,
mientras las noches se tambalean
con el dulce aroma del porro que invita a suspirar.
Los días se acortan, la luz se desvanece
y aquellos encuentros deseados se tornan fugaces.
Ya no queda arena en las zapatillas, que ahora solo ven pasar las medias.
El vapor empaña los vidrios, marcados por tus huellas.
No querías bajar, pero ahora subís,
atrapada en una trampa de la que no podrás soltarme.
La lluvia se cuela en tu cuarto, como espía que filtra secretos, y los vientos fríos
te golpean el rostro mientras recorres calles en vertical.
Qué diferentes son ahora las noches, donde un eco de voces lejanas ya no inunda.
El frío es tu nueva compañía, y cada latido abrigando tu piel.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión