VIII
ya solo fumo y me cubro en niebla.
con este humo me disparo cual arma,
así consumo lo que queda de mi alma.
número nulo que esta noche me habla.
paracaídas que mi cielo nubla,
caída en la parca, tal vez es mi karma.
soy esa barca perdida en buscar calma,
silencio que abarca el dolor y lo dobla
mi sangre que el lápiz ahora narra,
color ocre de este corazón torpe,
mediocre herrumbre que no se borra.
mariposas no llegan, siempre sierpes
y serpientes que mi cuerpo hieran.
si me vieran escaparía de la muerte
IX
Decenas de sucesos: excesos,
decesos, descensos a mi locura
Irreparable e irremediable cura
¿Ser docente decente? No hay huesos
Tan densos los celos, quizá pluviosos
empapado en par ordenado, dura
vida de imaginaria estructura
¡Ruinas! un extenso nervio tan tenso
Onomatopeyas de huellas ausentes
Aún te espero, pero sé que no hay roce
de mí por tu mente ¡Oh, perdido ente!
Tan inerte por la muerte espero
Espero el espeso llegar del goce
de tu amor a mordidas primero
X
El vacío cenicero ansío llenes
Tanto hastío tan sincero me incinera
encerrado encima de tu espera
Danza de la esperanza ¿Por qué no vienes?
Viernes moribundo de mi mundo eres
en contraste encontraste la manera
de verter mi quimera y ver la cólera
¡Que no beba la morena pesares!
Pesadez pegada a la nevada
En el desierto, siento congelarme
Con hambre miento a las queridas hadas
Azada de la parca va a matarme
y sembrar hebras blancas en el cielo
-Algo anda volando hacia el frío hielo-
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