No me hallo con raices.
Mi naturaleza, como el hombre, es ir deshaciendo lo desconocido al andar.
Quién puede permanecer sin conocer?
Viajar es como Prometeo robando el fuego a los dioses. Una osadía que nos permite un punto de quiebre entre aquello que anhelamos y aquello que hacemos.
De significativo avance, un descubrimiento sobre todo, pero que a su vez, nos descubre ignorando mucho más.
Viajar es desconectar, para conectar con otras vidas, otras culturas y sobre todo historias que, como el fuego son parte de lo humano.
Es romper el circulo de lo cotidiano que tan antinatural, como denso.
Por eso, quien vive, primero viaja.
Imanentes, necesarios y fugaces.
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