Fran llegó a mí vida un lunes de octubre, con la guitarra entre las manos y la cerveza en los labios. Venía escapando de la región Pampeana, de los edificios altos y de la vida a contramano.
No hizo falta más que una pinta para cautivarme con su historia de éxitos rotundos y anhelos desbordados, todos expresados explícitamente en sus ojos verdes que esa misma noche conocería mejor.
Tenía una barba desprolija, una sonrisa que sacaba chispas y un metro ochenta de cariño reservado para mí. Tenía manos de músico, piel de viajante y las ideas de la libertad tatuadas en el alma: vos podes ser todo lo que quieras y no le debes nada a nadie.
Se instaló en una piecita en la ciudad en la que podía descansar y laburar. Se quedó unos días en los que conoció a esta chica descaminada que le hablaba de películas y cantantes multimillonarios.
Lo llevé a conocer el parque con el objetivo de escucharlo cantar y ver cómo se le iluminaba la cara, que ya era el trabajo de algún dios, ante atardeceres y buñuelos del río.
La estadía de Fran no era permanente, lo supe desde el primer intercambio de palabras que tuvimos. Sus deseos lo llevaban a recorrer el país entero, de norte a sur, a conocer amores atemporales y a aprender a ser su mejor versión.
Yo no iba a ser la causa milagrosa que lo retenga, ni iba a convertirme en la bandera que él buscaba reclamar. No lo conocía nada y, sin embargo, no pude evitar morirme de ganas de decirle que me sentía enamorada, que el color de sus ojos era ahora mí favorito y que el sonido de su voz acababa de ser almacenado en una carpeta en el fondo de mí corazón.
Fran me dio los mejores días de mí vida adulta, me dio poemas infinitos, melodías resonantes, una deuda conmigo misma y pasiones que creía escondidas. Me dio la mano para saltar y abrazos para recrear en sueños.
No creo que lo vuelva a ver pero no puedo esperar a enterarme en qué provincia se va a quedar el próximo mes y desearle mas éxitos, como él está acostumbrado. Espero que, si alguna vez se cansa de los amores sin querer, sepa que en mí tiene un amor eterno.
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