Vestigio de fuego
Bajo tu yugo no vuelvo a reposar.
Aprendí a caminar sin cadenas,
a dormir con un ojo abierto,
a hablar sin miedo al eco.
Esto es un ciclo,
desde el inicio hasta el silencio,
y si dejo algo atrás
que sea mi nombre escrito con rabia
en la pared de lo que ardió.
No hay alivio en este simulacro,
pero tengo con qué pagarles,
y si no, que tiemble todo lo que quisimos.
El fracaso no es viable,
me lo repetí hasta hacerlo oración.
Vine a pegarle fuego a todo lo importante,
a lo que dijiste que debía callar,
a lo que te gustaba de mí
cuando no pensaba demasiado.
Hicieron mal en provocarme.
No nací para fingir dulzura,
nací para decir lo que no conviene.
Ahora mi ternura se volvió filo,
y mis poemas, venganza suave.
No habrá ruina sin mi firma,
ni monumento sin mi sombra.
Bajo tu yugo,
ya no.
Nunca más.
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