Vestigio

La primera vez que le dije te amo fue en una carta.

En un papel lo que es momentáneo se vuelve eterno, las palabras se quedan quietas. Escribí la fecha con precisión absurda, como si quisiera que se ate a mi corazón para que jamás se vaya. Como si quisiera recordar para siempre que en abril de 2022 lo amaba. 

Si alguna vez quiere recordar cuándo y cómo fue la primera vez que se lo dije, solo tendría que buscar entre sus cajones. Incluso si su teléfono se pierde, si los mensajes por algún accidente llegan a borrarse. Incluso si su memoria decide que recordarme perdió sentido. 

En el fondo de su cajón va a respirar un papel que en un pasado fue blanco. Será más áspero que ahora y mucho más frágil, Quizás pueda llegar a correrse la tinta como constancia gráfica del paso del tiempo, pero mi te amo va a seguir ahí. 

Por favor, no vayas a perder mi te amo. Porque te amaba. Y ¿no te gustaría recordarlo?

En cada palabra sigue respirando una versión mía que ya no existe porque se quedo con vos. Aquella que fui ya no vive por amor, muere con el polvo en el fondo de tu cajón.  Ella fue quien pensó que el amor podía guardarse en un sobre, que bastaba nombrarlo para conservarlo. 

Por favor, no vayas a perder esa versión mía que te amó.

Me pregunto si el papel recordará lo que yo no. Si entre la tinta todavía habita un poco de la certeza que sentí al amarte. ¿Algo de vos se quedó conmigo? 

Las palabras se resisten al olvido, para que algo del pasado sobreviva. Escribir me permitió recordar lo que había olvidado: te amé. 

Algunas palabras nunca mueren, solo se quedan quietas en silencio, esperando que alguien vuelva a leerlas para respirar. Cuando lo hacen, inhalan un aire del pasado que se cree perdido. Y por un segundo, solo por uno, todo vuelve a existir