¿Saco tu estaca
o te la clavo más hondo?
La has llevado tanto tiempo
que ya es parte de tu carne,
un peso mudo en tu pecho
que nunca te atreviste a arrancar.
Ahora, mientras sollozas en mis brazos
sientes la herida abrirse,
y la sangre caer como lágrimas.
No sabes si dolerá más
dejarla ahí o dejarla ir.
Pero yo no pregunto,
la arranco sin querer
e inesperadamente veo tu guardia caer.
Pero ahora tiembla en mis manos,
y tú también tiemblas.
No sabes si dolerá más
dejarla ahí o dejarla ir.
Te sostengo.
Dejas caer la guardia
y con ella, las gotas que reflejan un dolor añejo.
Tu cuerpo encima del mío,
soy tu lecho.
soy el nudo en tu garganta,
que suplica por deshacerse.
Te gusta estar conmigo
porque puedes llorar,
porque puedes ser libre,
porque puedes ser más tú.
Cada vez que veo una lágrima
resbalar por tus mejillas—
esas que suelen estar sonrosadas,
las mismas que adoro llenar de risas—
algo dentro de mí se rompe,
y dejan astillas que buscan salir de mi cuerpo.
Cuando lloras,
siento como tu llanto conecta con el mío,
como compartimos el mismo dolor.
Siento tanto por ti y por mí,
porque al final,
somos el mismo.
Eres tan pequeño,
tan pequeñito…
como un niño que llora
por haber perdido
su juguete favorito.
Pero aquí, en mis brazos,
no perdiste nada.
Aquí puedes soltarlo todo
y seguir siendo tú.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión