Cuando pienso en la primera vez que te vi y no me refiero a las primeras veces de este año, sino, a todos los encuentros fortuitos que tuvimos a lo largo de estos 2 veranos, parece que se me encadila el corazón al recordar los trazos del camino que me trajeron hasta a ti. Verónica, ¿alguna vez has pensado que nacimos para conocernos? a mí, me gusta pensar que sí. Cuando vuelvo a los ayeres, en los cuales, me encontraba entre el dolor y la melancolía, puedo verte a través de pequeños destellos cuando te veía pasar por allí, tan cerquita, pero a la vez, tan lejos, como si ese no fuera nuestro momento.
A veces, digo que me hubiera gustado conocerte antes, para ahorrarnos unos cuantos dolores porque no merecíamos tanto daño a nuestro corazón, pero, luego, me cuestiono a mí mismo y me pregunto si realmente estaba preparado para ti (nunca me hubiera perdonado perderte por alguna de mis ineficiencias) y me calmo, confiando en que todo pasa cuando debe pasar, porque lo que está destinado para uno, siempre te encuentra. No sé si yo te encontré a ti o tú me encontraste a mí en cada rincón en que me escondí, que, sin querer, terminé haciéndote un espacio en mis pensamientos cada que me acordaba de la flaca que escribía poesía y pasaba publicando canciones. Siempre has sido divina, traigo conmigo cada una de tus letras y me he grabado de memoria tus dolores porque siempre has abierto el corazón, y ojalá, hubiera podido cuidarte mejor, antes, cuando me necesitabas.
Confieso que agradezco a las personas que te dejaron ir, porque estaban con mi amada (tú) y aunque hubiera querido que las cosas fueran mejores para ti, que nunca hubieras tenido que sufrir, eso me abrió el sendero que me llevó a ti. Sé que no ha sido fácil, que ambos hemos tenido que luchar con nuestros miedos, con nuestra angustia y temor para amar, que hemos tenido que elegir con valentía el estar acá y cada día que abro los ojos y me encuentro con mi cabeza en tu vientre o mi boca en tu
*: por cuestiones de privacidad y celos, no lo diré acá, pero tú me entiendes.
agradezco tanto el hecho de estar vivo,
mi capacidad de sentir,
de recordar,
de amar.
Me recuerdas todas las cosas que olvidé, haciéndome sentir que, por primera vez, no debo traducir mi alma. Verónica, has extendido lo que eres en toda mi existencia, tanto que llevo de manera permanente tus raíces en mí.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión