Quiero arrancar diciendo que esto no es un relato, es una forma de duelar y soltar a alguien que fue importante para mí (no se murió nadie chicos, tranqui, me separé).
Esas palabras fueron las últimas que le dije a la chica que me gustaba. Claramente yo no lo sabía, uno puede intuir el final de algo pero, cuando te cae toda la situación de una te pega diferente. Estuve meses buscando una alternativa a dicho altercado, lo hablé con la almohada, miré en mi interior buscando una señal donde pueda decir "acá estás pifiando, Martín" y como de costumbre, la encontré. Me dije que éso que estaba buscando ya habia aparecido, que ya había sido trabajado y que hasta había "cambiado", incluso me rapé para darle un significado a toda ésa instrospección. ¿Qué fue lo que pasó entonces? ahi te paso a contar
El momento en cuestión.
Arranquemos tranqui, era Febrero-Marzo del 2023 yo hacia el curso de ingreso de una carrera que dejé por la mitad -literalmente por la mitad-. Recuerdo llegar tarde a la presentacion ese día, estaba nervioso y encima hacía muchisimo calor, entre todo ese caos mental y fisico, aparece ella, jamás vi a alguien así, era cómo si su aura llenara el lugar, tenía cara de pocos amigos, cómo cualquier persona que no conoce a nadie en un lugar nuevo, aún así, en las pocas interacciones que tuvimos demostró que no era tan mala cómo se veía para el afuera.
Ahora ¿de qué te sirve saber todo esto? la respuesta es facilisima. Entré como un caballo, ya en un párrafo dejé bien en claro que algo provocó en mí, no quiero ponerle la frase cliché de «amor a primera vista» así que dejo que lo piensen ustedes.
Pasaron los días, los meses y sin darme cuenta, como quien no quiere la cosa, me enganché. Posta que agarrar y darte cuenta de que amas a alguien debe ser lo más lindo que puede pasarnos como seres humanos, porque no nos importa nada, no pensamos en otra cosa que no sea ésa persona, miramos para adelante y dejamos atrás miedos e indecisiones que nos limitan como individuos, para construir -como yo le digo- un universo de bolsillo plagado de chiste propio, rutina, negociaciones, etc.
El momento en cuestión, fue darme cuenta de que esta persona causaba cosas que en mi vida sentí, pero aunque el amor es un poco cómo lo detallé arriba, tambien puede ser un tremendo forro ¾ del tiempo.
Molinos de viento.
Era Octubre-Noviembre del 2023, ya cada uno era parte de la vida del otro, imaginensé que tan bien andaban las cosas que ibamos a la casa del otro a cocinar pasta casera para cenar, obviamente, ferné mediante (me gusta escribir ferné en vez de fernet).
Ahora, preparensé que viene lo fuerte del chisme. Todo lo que hablé sobre del amor, empezó a temblar de manera muy leve, todas las bases construidas que teniamos en cómo nos vinculabamos empezaron a atrofiarse.
Toda narración tiene un antagonista, ¿no? Bueno, yo era el Quijote y mi molino de viento era el pasado, representado en forma de miedo al hablar de los mambos que tenía al vincularme, de ser juzgado, minimizado, incluso hasta boludeado por decir cómo me sentia. Cansado, me di cuenta que si queria luchar contra él, tenía que hacer una única y simple cosa, darle espadazos al molino, sí, por «darle espadazos» me refiero a aceptar mi propio pasado y correr el foco del miedo.
En la teoria era facil, era simplemente confiar en a quién le decia las cosas, y tarde o temprano este molino iba a caer. Ahora en la práctica, me costó el doble porque siempre habia algo nuevo que aparecía en mí que hacia que se derrumbasen todos los mecanismos y formas que había implementado para poder volver a confiar, y todo porque realmente la última vez me habian lastimado muchisimo.
Pasó el tiempo, el molino estaba intacto y yo sin saber qué hacer. Cómo era de esperarse, mi pasado llegó a mí manifestandose en actitudes que no «eran propias» y (de forma atípica para mí) afloraron todos los miedos que creí extintos hace ya un lustro. Una tarde de Noviembre, dos dias antes de mi cumpleaños, tuvimos una charla sobre todo esto que me venia pasando, sin darme cuenta, ése fue el inicio del fin a mi amorio adolescente.
Llegando ya a diciembre, unas semanas después de charlar, comencé a notar actitudes extrañas de mi pareja, no sé bien cómo transmitirles esas sensaciones, es como un sentirse conflictuado todo el tiempo por cosas que uno comprende. Éstas se manifestaron en forma de lejanía, indiferencia, pretextos/excusas para no juntarse conmigo y (para mí) el más feo de todos, la victimización.
Estrada 575
Hasta acá, mi vida consistia en estudiar, mis gatos, mi familia y mi pareja, me gusta decir que en el programa de mi vida, estos momentos de felicidad plena, amor, y comprensión que creí eternas, fueron un especial de Sábado de los Simpsons.
Estaba solo, sentado esperando que llegue el tren para irme; pensaba en qué tenía para comer en casa, si mis gatos estaban bien y si me habia gustado la clase de ese día. En el viaje, cayó ese mensaje que no queres ver nunca cuando estás enamorado, y ahí fue cuando volvió la programación habitual.
"No quiero seguir más"
Abajo de eso, una filita india de clavos para el ataúd de nuestro amor, en forma de argumentos bien ejecutados y planeados que uno no sabe dónde meterse, utilizados con fineza y letalidad, exponiendo todos y cada uno los motivos por el que tomó dicha decisión. Me dolió como nunca, porque quizás la separación era algo que rondaba por mi mente en aquellos momentos pero bueno, siempre pensé que podíamos dar más, ser mejores.
Para este punto, mi universo de bolsillo implosionó. Andaba por Estrada 575, lugar que solíamos frecuentar a sentarnos a esperar al otro cuando quedabamos de vernos, fue lugar de risas, de amor, de confesiones, de proyecciones, es decir, era un lugar importantisimo para mí y para la historia del vínculo. Haber regresado y darme cuenta de que estaba acostumbrado a su compania y que ese lugar no era lo mismo sin dicha persona fue aterrador. No voy a mentirles, lloré una bocha. Quizás me quebré porque creí que era «la única», sinceramente con ella la pasaba super bien, sentía que era cómo de mi familia.
Ese día llegó, nos separamos ¿donde? Quizás de forma poética (o tragicómica) decidimos que sea en el lugar donde se gestó todo nuestro vínculo, en Estrada 575. Los llantos y los deseos de buena suerte no tardaron en llegar, por mi mente apareció la idea de intentarlo una vez más. ¿La esperanza es lo último que perdemos no?
Una vuelta más.
Hoy es el 16/09/2024, día donde decidí contarles a ustedes un pedacito de mi historia amorosa.
Me alegra decirles que me encuentro muchisimo mejor mental y espirutualmente, aun sigo duelando dicho vínculo pero no desde el remordimiento o el dolor, sino desde la aceptación, y quiero cerrar esto dejandoles un mensaje.
Animensé a amar, animensé a ser dejados, animensé a vivir esas y muchisimas más experiencias. Amar es bellisimo, lo realmente doloroso es la nostalgia, porque es como que queremos volver a ésos momentos donde fuimos felices y lastimosamente, ya no podemos volver.
La nostalgia nos hace pensar en «ay, ojalá volver atrás y hacer todo distinto» y eso nos pone esa culpabilidad horrible encima, sé que duele, que te carcome el cerebro y de vez en cuando esos pensamientos reaparecen una vez más, y encima, en los peores momentos. La respuesta más práctica que le encontré a todo ese mambo fue la aceptación.
Aceptar el dolor y transitar por él es uno de los remedios más efectivos pero menos aceptados.
No soy quién para venir a decirles cómo se ama, ni siquiera sé cómo amar a alguien y eso que estoy escribiendo esto, pero realmente creo que hay que preguntarnos ¿qué fue lo que ésa persona dejó en nosotros?, lo que aprendimos de ella, y no estar lamentandonos porque las cosas no salieron cómo esperabamos.
Bueno, nada. Soy Martín y esa fue mi historia, nos vemos la próxima
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