El sol iluminaba mi mente, como sus rayos iluminan los árboles llenandolos de vida y nutriendolos. En mi mente fluían las palabras que alguna vez te quise regalar, pero te fuiste antes que las pudiera acomodar. El viento susurraba tu nombre y te buscaba por los pasillos del laberinto de mi memoria. Es que no logro recordar tu voz, tu sonrisa, tu caminar despreocupado. Simplemente no logro recordarte. Todas las noches me atormenta el fantasma del olvido, llevandose consigo nuestros recuerdos juntos, mientras llorando le imploro que no me robe, lo único que me queda de tí, pero haciendo caso omiso a mi pesar. La última noche se llevó el recuerdo de cuando nos conocimos. No recuerdo bien donde fue, o si era de día o de noche. Solo puedo decir con exactitud que en ese momento me perdí para encontrarte, pero ahora sin tí estoy perdida de nuevo.
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