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Vámonos de aquí...

Nov 18, 2025

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Vámonos de aquí…

 

“La endogamia es el mecanismo mediante el cual una comunidad define lo admisible en términos de raza, estética, deseo y vínculo, y persigue con ferocidad aquello que no encaja; solo la lucidez crítica puede abrir grietas en esa clausura.”

Este breve texto en forma de discreto ensayo viene a reflexionar sobre un aspecto de la vida social que por su propia estructura queda invisible para quién se sitúa en cierto hábitat: la endogamia.

 

EL CONCEPTO DE RAZA

 

Partamos de la endogamia racial. Discursivamente, y a estos fines la disciplina científica de la biología fue fundamental, se ha establecido que no hay motivos genéticos para preferir una “raza” sobre otra. De hecho, se ha extirpado el concepto del seno académico relegándolo a la cultura. Y en un movimiento doble, la cultura lo ha tratado de concepto opresor, imperialista, en suma: racista. Hablar de raza deviene racista. En términos biológicos, se trata de la capacidad de producir descendencia lo que nos iguala, así que en sí mismo no hay motivos para asumir que hay diferencias dentro de la especie humana y esos rasgos fenotípicos no influyen en inteligencia, fuerza, salud, propensión a disfunciones, etc. El concepto de raza está injustificado.

¿Pero por qué sigue operando? No deseo plantear la solución a un problema tan central en nuestras sociedades latinoamericanas como el de la diversidad étnica, ni siquiera pretender marcar el rumbo. No obstante, hay motivos sociales, esos son los más llamativos. Ciertos rasgos fenotípicos se asocian a la pobreza y a la incultura, y al status social. El pobre, el negro, el indio… todos seres abyectos dentro de la economía social. Por ejemplo, y aquí la sociología brilla porque se vuelve empírica, es interesante registrar el tipo de casamientos que se dan en una sociedad. A qué ascendencia responde cada parte. Eso no es discriminador, en cambio resulta un tópico indispensable para entender el racismo endémico. Aunque ocurra que se diga ingenuamente que en Argentina no hay razas.

Es interesante estipular cómo una familia tiene descendencia entre miembros de orígenes disímiles, capacidad económica dispar, educación distinta. Cuando las asimetrías son notorias nos planteamos la cuestión de la violación de la endogamia.

 

LA BELLEZA

 

Veamos otro punto. ¿Por qué existe la belleza hegemónica? Es obvio que en gran medida existe a partir de una construcción simbólica de un imaginario. Filosóficamente, literariamente, incluso científicamente se asocia la pulcritud y la higiene a la elevación moral y la inteligencia. Y como por contrabando se la equipara a los rasgos “blancos”. Mientras que la raza blanca señala cultura e ilustración, las más marrones indican ignorancia, bestialidad, suciedad.

Ni hablar de la historia del arte. Basta con mostrar el cuadro de Botticelli del Nacimiento de Venus para que las sensibilidades más ingenuas digan “esta es la belleza”, pero es una construcción del imaginario. No nos vayamos al Renacimiento, pensemos en Margot Robbie y Keira Knightley, esos son los modelos de mujeres bellas. Incluso, aunque sea algo tabú pensemos en los modos de obtener placer por medio de la pornografía y qué modelos de cuerpos se asocian a la belleza y el placer erótico.

 

IMPLICACIONES EN LA VIDA

 

Al final los nacionalistas como Jauretche o Galasso cuando denuncian los desmanes de la cultura colonizadora dicen algo más profundo de en qué consiste una currícula universitaria, hablan de los modos de obtener satisfacción y los proyectos de vida viables de una población. También habla de la estratificación social.

Nada más fascista que la sexualidad, nada más de derecha que el asco, lo repugnante, lo abyecto. Nada más sincero que el odio a los gays o a los negros, y sin embargo nada más nocivo. El asco es una pasión fuerte, visceral, nadie puede negarla, surge de las entrañas. Y también la libido y el apetito por ciertos cuerpos.

Además, hay otra clase de endogamia: la vinculada a las prohibiciones de los márgenes inadmisibles. Una mujer de cierta categoría no puede mezclarse sentimentalmente con ciertos individuos. (No es mi gusto hacerlo porque es abonar aquello que yo mismo denuncio, pero si quieren un paradigma mainstream piensen en el amor de Mr Darcy por Lizzie.) Las circunstancias posibilitan ciertos tipos de vínculos. ¿Quiénes denunciarán esas asimetrías sino aquellos que han sido víctimas de la persecución?

 

PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO

 

El blanco, con dinero, con salud, con estudios, se coloca en la cúspide de la cadena meritocrática y tiende a no ver estos conflictos. Me hace pensar en esa consigna feminista que dice que “cuando se es mujer todo es político”. Y allí redunda el quid de la cuestión “Hasta que no te pase a vos, no vas a entender”. Solo el excluido puede entender la injusticia. Algunos revolucionarios setentistas plantearon que el oprimido podía libertar al amo y al esclavo dialécticamente, pero todo demuestra que ciertas mujeres se vuelven prepotentes y punitivas sin importar qué discurso sigan, muchos homosexuales se vuelven misóginos y racistas, etc. En suma, la desventura no da carta de bondad a nadie.

Pero hay una carta que podemos jugar con cierta seguridad que no se ha extinguido: y es la que señala que la lucidez y la claridad conceptual aún puede rescatarnos del odio, de la injusticia, de la prepotencia. La endogamia aparece así como un fenómeno psicológico donde lo ajeno no existe, y cuando aparece es perseguido con saña. El humanismo debe seguir enarbolando el estandarte, y las armas de la crítica en la lucha y defensa del excluido. Con quiénes nos relacionamos y qué tipos de vínculos tenemos, feminista o no, es uno de los actos más políticos que existen: “lo personal es político”.

Bonchi Martínez

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