Colóquese justo delante de un edificio;
verá una determinada altura.
¿Diez pisos? Los que usted imagine.
Verá también una determinada anchura;
¿Quince metros? ¿Treinta?
Ahora, ingrese al edificio.
Recorra la profundidad del pasillo
hacia el ascensor de la planta baja;
Suba. No se detenga hasta la azotea.
Una vez en la cúspide del edificio,
asómese y vea la gran ciudad.
Usted, verá árboles respirando agitados;
niños de un colegio, jugando en el recreo;
verá trenes llegando a la estación;
camiones, colectivos, autos;
verá aviones en el cielo, parpadeando;
Verá personas paseando con sus perros;
un golpe, un abrazo, y un asalto;
verá un beso, una mano que se suelta;
risas compartidas, y una lágrima solitaria.
Ahora, póngase gestáltico.
Observe la escena
como un todo,
como un cuadro;
Y entonces, usted podrá
no solo ver, sino sentir
al propio tiempo;
Atravesándolo.
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