Han pasado varios dias desde aquel malentendido emocional del viernes. Digo malentendido porque considero que soy una persona fuerte, busque durante tanto tiempo una libertad emocional y general que al final la he conseguido, y estoy feliz con ello. Estoy satisfecho. Las clases han ido bien, no mucho para destacar, solo un pequeño adolescente prodigio en el salón, que me sorprende por sus conocimientos en mi área. Me recuerda a mí. Cada participación de ese chico, es un resplandor de aquello que yo fui alguna vez, un joven apasionado por la historia, con ganas de llevarme el mundo y sus conocimientos adelante. Naturalmente, al momento de seguir mis estudios en una universidad, esa ilusión se fue aplacando, fui madurando, y me di cuenta que la historia se vuelve repetitiva y cíclica, y la frase que mejor aplica a esta asignatura, es sin dudas que los pueblos tienen su historia, pero estan condenados a no aprendersela. Mi mirada es pesimista. No veo al mundo en su mejor momento. Pero mi confianza en las personas se mantiene intacta. ¿Por qué? bueno, sucede que camino mucho, y veo actos de gentileza, atisbos de una humanidad generosa, solo personas siendo personas, y eso me genera una profunda satisfacción, tal es eso, que siempre deseo que alguien me pare mientras camino y me pida algo, y que me ofrezca una pequeña conversación, ya ven, para alguien que se encuentra solo la mayor parte de su día, esto es un alivio al alma. Creo que es necesario realizar esta acción de ver el mundo a traves de los ojos, y dejar de verlo a traves de libros o pantallas, una declaracion que suena a obviedad, pero hoy en dia resulta dificil de aplicar. Fijese, cuando uno está en las redes, ve las noticias, se encuentra un panorama profundamente desolador, pesimista, caótico. Yo creo que eso es una exageración, siempre se nos comenta, se nos abruma con malos presagios. Siempre el sol sale al otro día, y el mundo sigue igual. A mi manera de verlo, el ser humano seguirá existiendo, simplemente por que en su alma, hay amor.
Es triste tener estos pensamientos, y tener tal vergüenza para comentarselos a alguien. Persigo constantemente estas conversaciones, sin exito para atraparlas. Conozco a una maestra, de literatura, me agrada, hablamos poco, intercambiamos saludos, y su sonrisa me parece agradable. Le preguntaré si le apetece tomar un café conmigo, claro está, la propuesta la dire cuando hayamos entablado una conversación, no es mi intención asustar a las personas. Espero no desagradarle. Espero que no me vea como yo me veo. No entiendo en que momento me degradé tanto, paso por los espejos y luzco irreconocible. El paso del tiempo me afecta. Se me escurre y sucumbo ante el. A veces desearia detenerlo por unos instantes, volver el tiempo atrás. Deseo tanto encontrarme a mis 9 años, jugando en el patio de mis abuelos, armando autos con cajas, tornillos y cables, creyendo que iban a funcionar y quizas asi obtener la atención de mi abuelo que fue mecanico. No encontre formas de acercarme a él, simplemente charlas triviales de tópicos absurdos, nada sustancioso que me haya podido enriquecer mi infantil imaginación. Lo odié por no querer contarme sus pensamientos, sus historias. Me odié y me sigo odiando, por no haber sido capaz de darle confianza para que me cuente esas cosas. Para que me de un abrazo.
Siento que cuando recuerdo mi pasado, algo que no es habitual pues me genera malestar, hay cosas por las que he pasado que aún no puedo superar. No me puedo perdonar a mi mismo acciones del pasado. Quizas puede resultar insignificante, pero es abrumador cuando sobrepienso todo lo que me ha sucedido en mi vida. No puedo sostenerlo. No soy fuerte. No me puedo perdonar. Me resulta imposible amarme. Necesito en noches como estas, un hombro en el cual derramar mis lagrimas, soltar mis profundos pensamientos que me atemorizan cada vez que reflotan de mi cabeza. Necesito quererme, pero como alguien puede quererse sin siquiera poder perdonarse el mas minimo recuerdo, es una encrucijada en la que me encuentro, y no soy capaz de salir, al menos solo. La situacion me ha sobrepasado, y siento que caigo a un pozo en el cual he estado y pude mantenerme con mi cabeza en la superficie por muchos años. Estoy cayendo de nuevo. Lentamente.
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