Una senda que no pisar.
Dec 21, 2024
...
Apostatar.
Confieso que, a pesar de mi deseo y mi promesa, lo voy dejando. Me da tanta pereza ir a la iglesia a explicarle al cura mis intenciones. Y que él se sentirá con derecho y obligación de preguntarme y de intentar quitarme de la cabeza tal idea subversiva.
Debería primero emborracharme o algo así, y eso ya solo sucede muy de tarde en tarde.
Apóstata teórico soy, aunque de nada vale pues sigo contando en el número de los creyentes. La Iglesia sabe hacer trampas tan bien como el Pp: tienen la misma madre.
Madre dinero. Y la familia une mucho.
Pero confieso que no quería hablar de esto en concreto, que mi apostasía de hoy era por la ruinosa España que vamos teniendo, heredera de aquella que lo arruinó todo en aquellos tiempos.
Sé que me entienden de sobra, y si no, me va un pimiento.
Digo que no me gusta lo que sucede en esta patria. Sí aprecio y admiro su paisaje y su cielo, pero no, nada, para nada a mucho de su gente y de la política parda y tramposa de los herederos de la maldad que se sienten robados cuando no son los que mandan y roban todo lo que pueden cuando el poder agarran.
De estar solo en la vida, caminaría hacia muy lejos de toda esta miserable prole franquista.
Sé que jamás podremos acabar con la mala hierba pues es regada incluso por quienes, por su culpa, pierden huerto y plata. Así es España.
Desesperado, quisiera poder alejarme y no querer saber nunca más nada.
Hagan con ella lo que quieran y lo que el Pueblo acepte que hagan; será lo mismo, pues el Pueblo solo mira la tele, madruga, bebe cerveza, ríe chistes malos y caga.
Apostato de España.
MUERTA ESTÁ.
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